EL ZUMBIDO DEL MOSCARDÓN

Por: Alejandro Leyva Aguilar

Ayer por la tarde, vía zoom, el dirigente nacional del PRI Alejandro Moreno, tomó protesta de ley a la nueva dirigencia del Comité Directivo Estatal en Oaxaca, responsabilidad que recayó en dos caras nuevas: Javier Villacaña Jiménez y Liz Concha Ojeda.

Javier, a pesar de ser un hombre con amplia trayectoria en la política y en la administración pública, nunca había sido Presidente del CDE del PRI en Oaxaca y eso que ha ocupado cargos como diputado local, Presidente Municipal de la Ciudad de Oaxaca, Presidente de la Mesa Directiva del Congreso Local, Secretario de Administración, entre muchos otros.

Por eso digo que es una nueva cara y, claro un nuevo estilo de hacer política dentro del órgano de dirigencia estatal del Revolucionario Institucional; sobre sus hombros recaerá la responsabilidad de llevar a buen puerto el proceso electoral, tanto interno como el de competencia para elegir primero candidato y luego gobernador del estado.

Villacaña, como lo conocen en el mundo de la política, llega al PRI con una vasta experiencia en la conformación de estructuras, sobre todo en la capital del estado donde conoce cada rincón, cada colonia y cada barrio de la ciudad y donde, con toda seguridad buscará ganar adeptos para el tricolor después de la desastrosa administración de Oswaldo García Jarquín de morena, que en el último tramo de su gobierno, tenía la ciudad hecha un muladar.

Javier además como político, es alguien que conoce las entrañas del oficio y que no se deja llevar por la primera impresión, él sabe de traiciones pero también del valor de los acuerdos respetados, conoce la metodología para crear consensos y aprovecharlos.

Otro plus que tiene desde la dirigencia del partido, es que en las regiones, su figura es fresca, una cara y un estilo de hacer política que dista mucho de los cacicazgos locales en las intrincadas regiones del estado que deberá recorrer en breve para posicionar al partido.

Lo acompaña Liz Concha Ojeda, una joven mujer de la cañada que también es una cara nueva y fresca en el CDE del PRI. Ella es la única mujer priísta que ganó en territorio, que recorrió su distrito esquina por esquina y le demostró al PRI, que si se le puede ganar a morena.

Liz Concha, apenas llegando a la Legislatura Local y ya se distingue por el alcance de las reformas que ha presentado en la Cámara se Diputados, sobre todo en materia de protección de los derechos de las mujeres.

Encabeza una de las comisiones más importantes del Congreso Local, la de Gobernación.

Tiene una amplia experiencia política y administrativa a pesar de su corta edad, no solamente en el ámbito local sino nacional y ha alcanzado postgrados en su preparación académica, por eso trabaja con método y por eso consigue resultados en lo que hace, como el triunfo en su distrito.

Dos caras nuevas, por supuesto que abarrotaron el auditorio Luis Donaldo Colosio de la casona del PRI en Santa Rosa.

Miles de priístas -como hace tiempo no se veía- llenaron la sede del partido y se mostraron con bríos renovados para la contienda que se avecina.

A pesar de que los números electorales no favorecen al PRI, ayer se notó un nuevo ánimo de los priístas, sabedores que ya hay definiciones para la candidatura cerraron filas en torno a la nueva dirigencia y están expectantes para que mañana jueves, se registren los precandidatos que seguramente serán por lo menos dos para no perder los tiempos de precampaña.

Uno de ellos tiene el consenso de la mayoría priista, por lo que mañana hablaremos de un candidato de unidad y que con toda certeza será el diputado, líder de la bancada priista en San Raymundo Jalpan, Alejandro Avilés Álvarez que es uno de los cuadros más competitivos del priismo local.

Enfrente, hay un quesillo muy enredado… la Paridad Sustantiva que no acaban de entender ni el peje, ni el insulso Mario Delgado, trae a Salomón Jara con un pie fuera de la candidatura de Morena y a punto de hacer berrinches.

Dicen en el argot político que con la preferencia electoral que tiene morena en el estado, si se le ocurre poner una vaca, gana. Quién sabe si ese adagio tenga validez si se les ocurre poner a un burro… con respeto a esos semovientes trabajadores.

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