ARENA POLÍTICA

OAXACA A SEMAFORO ANARANJADO.

Mario CASTELLANOS ALCAZAR

Semáforo anaranjado, en el pico de la pandemia, cuestión política.

Oaxaca, nuevamente, a partir del 3 de agosto del presente año, volvió con un criterio político del Gobierno Federal, de semáforo rojo a naranja y con esto, una serie de medidas para contribuir a la mitigación del coronavirus, que, en la entidad oaxaqueña, va en aumento, por más, que se quiera desvirtuar la realidad.

La explicación oficial es que, en la entidad oaxaqueña, la evolución de la pandemia está estabilizada y con miras a la baja de los contagios, sin embargo, en el campo de los hechos no se ve así, por lo que más bien es una actitud de carácter político para reactivar la economía, después de cinco meses de pérdidas de las empresas, negocios establecidos, semiestablecidos y ambulantes, que ya no aguantaron la carga de la cuarentena, ante el cierre paulatino de fuentes de empleo, que de inmediato se manifestó en el desempleo formal e informal.

Es un fenómeno social que se viene dando, no solo en Oaxaca, sino, en todo el país mexicano, a veces por errores políticos de los gobernantes en turno, pero cuenta mucho el grado de conciencia de la sociedad en su conjunto, que en parte se rehúsa a seguir las reglas sanitarias, pero más que todo, en Oaxaca, se recrudece esta situación, que no indica, la baja de los contagios y defunciones, tampoco el aplanamiento de la curva del COVID- 19.

En Oaxaca, el gobernador Alejandro Murat Hinojosa (PRI) hizo oficial el dictamen del Consejo de Salubridad del Gobierno Federal, que estableció que en eta entidad regresaría el semáforo anaranjado a partir del 3 de agosto del presente año, pero esto no quiere decir, que vamos bien o que los oaxaqueños ya están a salvo, por lo que una medida aleatoria del gobierno estatal es la invitación voluntaria: 40 Días por Oaxaca, que consiste en la portación de cubre bocas y asimismo guardar todas las medidas sanitarias, la sana distancia, el lavado de manos, la sanitización de los espacios públicos, servicios y establecimientos comerciales.

El confinamiento quedó atrás, sin embargo, el llamado sigue siendo el mismo: quédate en casa, sino tienes a que salir- y si tienes alguna cuestión para salir, hazlo con mucha precaución, hazlo por ti y por tu familia, no por los gobiernos, que ya fueron rebasados por el rescate a la economía.

De ninguna manera, Oaxaca, está en un lecho de rosas, más, que, en el triunfalismo del gobierno en turno, que acogió el dictamen federal, sí, las cifras de contagios hablan por sí solas; hasta el 3 de agosto del presente año, el reporte oficial es de 10 mil 915 casos confirmados y 978 fallecidos, de estos 65 por ciento son hombres y el 35 por ciento son mujeres, además 9 mil 220 recuperados, 647 activos y 719 sospechosos.

A nivel nacional son reportados, 443 mil 813 contagiados y 48 mil 12 muertes por COVI- 19, cifras que no hablan bien, ni estamos en proceso de mitigación, ni vamos a la baja, lo que, por cierto, indica mayor voluntad de los elementos de la sociedad mexicana y particularmente la oaxaqueña, invadida por su pobreza y alta marginación.

La entidad oaxaqueña cuenta con 570 municipios, 13 mil comunidades en su mayor parte indígenas, privadas de los servicios públicos, entre esto, el de salud- y por supuesto con bajos niveles de bienestar social, entonces no hay crecimiento de la economía estatal, ni es Oaxaca, uno de los Estados de mayor seguridad a nivel nacional.

Un Oaxaca marginado, pobre y sin economía, es un Oaxaca, insalubre y raquítico, debido a que el 70 por ciento de la población vive sin una alimentación adecuada, y en consecuencia, propenso a la pandemia del COVID 19 y otros padecimientos.

Que la economía en Oaxaca ha crecido en un 3 por ciento y además ha bajado el índice de pobres, es una utopía, que todo va bien, viento en popa, todo esto, es quimera de hadas y sueños guajiros, muy lejos de la realidad, además de ser una entidad endeudada con 16 mil millones de pesos y por consiguiente, los oaxaqueños están hipotecados por 25 años, que tienen de plazo para pagar la deuda que han dejado los gobiernos estatales.

La bancarrota está en el sector salud, hablando de Oaxaca, con hospitales desmantelados, equipos e instrumentos obsoletos, déficit de médicos y para médico, escasez de medicamentos y, por si fuera poco, grandes fraudes cometidos por los Secretarios de Salud, que han pasado, el más reciente es Germán Tenorio Vasconcelos, en prisión, en la penitenciaría del Estado, más no puede ser, pobre Oaxaca.

carloscastellanos52@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

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