El gobernador pintó su raya frente a la ciudadanía
Por: Horacio Corro Espinosa
De nada le sirvió a los oaxaqueños, que el gobernador del estado, Salomón Jara Cruz, jurara cumplir y hacer cumplir la Constitución General de la República, la propia del Estado y las leyes que de ella emanen, si en su actuar viola los derechos humanos, y aun así, sigue en el cargo como si nada hubiera pasado.
¿Y qué hay de las instancias encargadas de sancionar dichas conductas? Parece que estas están para proteger a este funcionario que poco le importó el interés ciudadano.
¿Dónde está la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca? Esta institución, ante los hechos, no cumplió con su obligación de respetar y proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Como sabemos, el lunes de esta semana, habitantes de la comunidad de Teojomulco, llegaron a Ciudad Administrativa y a Ciudad Judicial, a agredir con palos, piedras y machetes a los trabajadores.
Retuvieron unidades del transporte público para bloquear la vialidad frente a Ciudad administrativa. Destrozaron autos particulares y retuvieron a un funcionario de la Secretaría de gobierno. También, robaron un arma de cargo al elemento que fue golpeado físicamente por los pobladores. Ante todos estos hechos de violencia, la policía del gobierno de Oaxaca nunca se presentó al lugar.
Frente a este terror, el gobernador del Estado, Salomón Jara, lo único que declaró fue que no caerá en las agresiones. Afirmó que “cuando son tiempos electorales hay mucha provocación”. Que su gobierno no es autoritario ni sordo ni que no atiende a nadie.
Con esta declaración, se traduce que le abre las puertas a la inseguridad. La invitación no es nada más para otras comunidades, sino también para organizaciones, sindicatos, grupos y todo aquel que quiera tomar la justicia por sus propias manos. El permiso está: pueden recurrir a actos tan bárbaros, como linchamientos y acciones atroces.
Anterior a esta agresividad, hubo dos ataques armados en la región mixteca que dejaron 14 muertos. Ante tanta violencia, el gobierno del Estado no ha sabido qué hacer, por eso, lo más fácil para el gobernador, fue pintar su raya frente a la ciudadanía.
Al separar gobierno y sociedad, Jara Cruz, a través de su discurso exhibe su indolencia ante los hechos repudiables.
Con eso de que no caerá en la provocación, se vislumbra una ciudadanía desamparada, sin protección de las leyes ni del Estado. Se vislumbra un creciente clima de inseguridad e impunidad, lo cual debilita la confianza en las autoridades de gobierno.
Entonces, ¿qué le queda, pues, a la ciudadanía? La autoprotección. Cuando hablamos de autoprotección estamos hablando de prevención, control de riesgos, así como acciones y medidas para garantizarnos la defensa de nuestra integridad y de nuestros bienes.
Así como vamos, así como nos ha desprotegido el gobernador, se entiende que tampoco hay procuración de justicia.
Ni modo, nos tocó vivir con este gobierno, donde la ciudadanía se siente indefensa ante los abusos, y no se siente resguardada ni por la justicia ni por las fuerzas del orden. Es una verdad irrebatible y evidente.