“A ustedes les toca estudiar, a nosotros nos toca crearles el ambiente del aprendizaje”, habría dicho al inicio del ciclo escolar 2019-2020 el titular de la Secretaría de Educación Pública Esteban Moctezuma Barragán… a la vuelta de un año el panorama de la enseñanza en México, es totalmente sombrío.
Entonces regresaron a clases 36.6 millones de alumnos de los grados básicos, que fueron atendidos en 265.2 mil escuelas primarias y secundarias por 2.1 millones de profesores, la mayoría de ellos afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y con una disidencia de al menos medio millón, agrupados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y otras secciones sindicales como la CETEG (Guerrero) y la sección 18 de Michoacán.
Este año, la “frasecilla” de Esteban Moctezuma sale sobrando. Ese “ambiente de aprendizaje”, fue hecho pedazos por la pandemia del coronavirus, pero también por las malas decisiones del sector salud del gobierno federal que a la vuelta de seis meses, nos tiene con semáforo naranja y con la posibilidad de rebrotes por la necedad de don López de no poner el ejemplo y usar cubre boca.
Y no solo la pandemia, también el hampa desenfrenada, la permisibilidad del gobierno federal con los capos de la droga en Sinaloa y en Jalisco, la fallida guerra contra el huachicoleo y la creciente inseguridad urbana y rural, no permiten que el adagio de Barragán, se cumpla en lo más mínimo. Como todo en esta Transformación de Cuarta, son solo buenos deseos.
La pandemia ha obligado al gobierno federal a buscar estrategias para a garantizar el ciclo escolar 2020-2021 que comienza este lunes 24 de agosto en un esquema que costaría, además de los miles de millones de pesos que cuesta el pago de los profesores y de los libros de texto, 140 millones de pesos más que deberá pagar don López a las televisoras comerciales para difundir en señales alternas, videos educativos, producidos por Televisión Educativa.
Las televisoras comerciales, para no afectar su programación en sus canales convencionales, donde incluyen publicidad con contratos millonarios, utilizarán la multiprogramación que les debió autorizar el Instituto Federal de Telecomunicaciones para tal efecto y esto plantea un problema que el gobierno federal no ha contemplado. Los usuarios deberán volver a programar sus pantallas para tener acceso a la multiprogramación… imaginen eso en las comunidades rurales.
Entiendo que los contenidos de la educación a distancia, deben estar avalados por pedagogos y expertos de la SEP y habría sido mucho más transparente y mejor, que fuesen avalados por asociaciones civiles e instituciones académicas que tengan expertos en el ramo, como la UNAM o la Escuela Normal Superior de México (ENSM).
La educación a distancia plantea varios retos, porque no es lo mismo llevar a las urbes educación por televisión, que a las comunidades rurales donde las condiciones son precarias y donde incluso in situ, la educación resulta muy difícil en una escuela que no tiene por ejemplo sanitarios, patios de concreto o luz eléctrica (en México 11% de las escuelas no cuenta con baños y en estados como Oaxaca, Chiapas o Guerrero, el índice es del 30% según la INEGI).
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), nos muestra un panorama más desolador. El 50 por ciento de los alumnos de 15 años (sin importar su grado académico), no alcanza competencias básicas en Ciencias, Lectura o Matemáticas, además que la deserción escolar en las zonas rurales de México, llega a un escandaloso 58 por ciento.
Plantémonos entonces los problemas que surgirán de la educación a distancia en las zonas rurales donde los niños tienen una alta deserción escolar por diferentes factores, incluidos el trabajo infantil y la desnutrición ¿Cómo va a garantizar la Secretaría de Educación Pública que esos niños permanezcan en la matrícula y además que vean la televisión para aprender y no para divertirse?, ¿Qué va a hacer la SEP en las comunidades donde no hay luz eléctrica?, ¿Cómo va a garantizar la educación bilingüe a la que tienen derecho los niños indígenas?, ¿Cuándo le anunciará a esas comunidades que tienen que reprogramar sus pantallas?, ¿Cómo cambiar la idiosincrasia del campesino que prefiere tener a su hijo en el campo ayudándolo que pegado al televisor?.
Falta menos de una semana ya y los retos son mayúsculos porque hay cosas que no están claras y sobre todo, hay una disidencia magisterial que no está conforme, así que entre las aristas de la pandemia que le pegan directo a don López, también estará el tema educativo… al tiempo.
