¿Segundo informe de gobierno?, me parece que don López en estos dos años, lleva como seis.
Y el problema no es que informe, sino que pareciera que informa resultados de un país que no es México donde todo está color de rosa, donde no hay corrupción, donde la economía está creciendo, donde la salud es importante, donde hay certidumbre para invertir, donde los homicidios no se dan, donde no hay muertos por la pandemia, donde los niños con con cáncer, se curan…
Los resultados de los dos años desastrosos de la gestión de don López están a la vista y son conocidos hasta por sus seguidores: más de 64 mil muertos por COVID-19, más de 60 mil por homicidios dolosos, una economía en picada al grado que 300 mil millones de pesos de ahorros de 18 años, se los acabó en dos; un PIB por debajo de los 18 puntos porcentuales, fuga de capitales por 500 mil millones de dólares, cero certidumbre en inversión, desastre ecológico en Tabasco y en la Península de Yucatán por caprichos del “presidente”, así en minúsculas y entre comillas.
Niños que mueren de cáncer por falta de medicinas, niños que se quedan sin comer bien por la cancelación de los comedores comunitarios, mujeres que viven en el desamparo porque les quitaron programas de protección, cancelación de estancias infantiles, opacidad en la compra de medicamentos y un largo etcétera hacen de este gobierno, un desastre.
Dijo don López “tenemos el mejor gobierno en el peor momento”, pero me parece que cualquiera de los anteriores, hasta Vicente Fox habría escuchado a sus asesores para reducir los efectos de una pandemia global. Andrés Manuel es el peor presidente en el peor momento que hemos vivido como mexicanos.
Y centrémonos solo en un tema, los más de 64 mi muertos que conforman la estadística oficial del sector salud por coronavirus. Sabemos que son más, que la cifra puede superar los 100 mil si contamos los que mueren por “neumonía atípica” y cada uno de esos difuntos, es un mexicano que respiraba, que tenía ilusiones, esperanzas -quizá puestas en este gobierno insensible- cada muerto por COVID-19 es una historia de tragedia de una familia enlutada por las malas decisiones de un personaje gris que solamente los considera un número, una estadística.
Los 64 mil muertos hasta el día del “segundo” informe de don López, deben ser para él, tambores ensordecedores que retumban en su conciencia porque son mexicanos que, si hubiese tomado buenas decisiones, estarían vivos; yo no sé cómo se pueda vivir con eso, no sé cómo pueda levantarse todas las mañanas a decir que se murieron porque no cuidan su alimentación o que se murieron porque en México hay corrupción, o porque tenían enfermedades crónico degenerativas.
Cada hogar enlutado, cada familia sin un miembro menos, cada hijo huérfano, cada esposa viuda, cada esposo sin su pareja, cada familia con dolor, debe ser una llaga abierta y dolorosa para esta transformación de cuarta que, aunque quiera ocultar los números, aunque haga menos diagnóstico para maquillar las cifras, aunque grite que domó la pandemia, es una mancha indeleble que quedará grabada como el peor momento de la historia de México.
Y lo repito, EL PEOR SEXENIO DE LA HISTORIA DE MÉXICO.
La pandemia nos ha enseñado algo. No podemos volver a elegir a un presidente que no esté en sus cinco sentidos, que no se someta a una prueba de indice de inteligencia, al detector de mentiras o a un antidoping; no podemos elegir al más popular sino al más preparado, al más eficaz y eficiente, al que tenga un proyecto definido, al que no quiera dividir al pueblo.
México merece a un buen gobernante, no a alguien con verborrea, mitómano, ególatra, petulante, locuaz, inepto, inservible, incompetente y mentiroso… el peor presidente en el peor momento de México, los ingredientes necesarios para la desgracia.
Les dejo una foto del “segundo” informe que dice mucho de la conciencia de amlo y su esposa por el desastre en que han convertido a nuestro país, juzguen ustedes.