Dos columnas en lo que va de la semana y los chairos masoquistas se vuelcan a defender lo indefendible. “Somos millones los que estamos con obrador”, me dicen en sus «obcenos» comentarios repletos de faltas de ortografía.
¿Millones?, a penas el domingo pasado ese grupo pro-amlo convocó a lo que se conoció como “la marcha del millón”, a la que asistieron, según el Frente Nacional Anti Amlo, unas 2 mil personas; la policía capitalina que dirige Claudia Sheimbaum contó 5 mil 200 y ellos mismos -los amlovers- 7 mil.
Ninguno de los tres conteos llegaron a 10 mil siquiera, es decir, mis columnas tienen más alcance que chairos en el zócalo capitalino defendiendo al inútil ese que vive en Palacio Nacional, sintiéndose un minúsculo remedo del gigante Juárez.
¿Qué pasó con sus seguidores?, ¿por qué no asistieron en esa masa ignorante y homogénea a gritar “es un honor estar con obrador”?, ¿acaso ya están convencidos de que esta transformación de cuarta nos está llevando al carajo?, ¿ya se dieron cuenta “sus pobres” que los está convirtiendo en MISERABLES?
Para llegar al millón de chairos en el zócalo nada más hicieron falta 998,000 personas amantes de las mentiras, las diatribas, los yerros y las ocurrencias del personaje más inepto, inútil y ocurrente que haya tenido México como “presidente”, así en minúsculas y entre comillas.
Quizá el grueso de la población ya se dio cuenta que, construyó carreteras chuecas en comunidades apartadas, pero a cambio de eso, les quitó las estancias infantiles, les cerró los comedores comunitarios, les aumentó el precio de la energía eléctrica y los gasolinazos que prometió terminar, siguen.
Quizá también ya se dio cuenta “el pueblo sabio”, que terminar con 109 fideicomisos no resuelve el asunto de la corrupción o que el tren maya, la refinería de dos bocas y el aeropuerto de Santa Lucía, son obras opulentas en pleno periodo de pandemia, o tal vez ya saben que la economía de Mexico ha caído 18 puntos por debajo del cero, lo que no ha pasado ni cuando estábamos en plena revolución y decena trágica.
Vaya, no ha habido más tragedia para este país, que entregarle el poder a un megalómano, a un sociópata, un trastornado mental cuya característica principal son los comportamientos antisociales, un proyecto inconcluso de hombre cuya soberbia está acabando con las instituciones que a este país y a esta sociedad, le ha llevado décadas construir.
Lo que sucedió el domingo en Ciudad de México, tiene iracundo al viejito loco macuspanense porque, aunque pague encuestas, aunque sus aduladores digan que goza de una buena aceptación, lo que vimos es que se está quedando solo en su locura, como le sucede a todos los soberbios ignorantes.
Supongamos que fueron 10 mil personas al zócalo el domingo y que son fieles seguidores de amlo. Esa cantidad no le alcanza para ganar una elección seccional de un municipio de cualquier ciudad del país y, el proceso electoral de 2021 ya ha comenzado.
Hidalgo y sobre todo Coahuila le pusieron el cascabel al gato en esta elección de 2020, morena no ganó un solo distrito en Coahuila y perdió bastiones importantes como Pachuca en Hidalgo, lo que quiere decir que 2021 podría ser un año donde amlo pierda la mayoría del Congreso Federal y de los Congresos Locales, si los partidos de oposición buscan una gran alianza para amarrarle las manos al inquilino de Palacio Nacional.
No pinta bien el escenario porque además y por primera vez en décadas, habrá al menos en Coahuila de Miguel Riquelme y en Jalisco de Enrique Alfaro, consultas populares a mano alzada, muy al estilo amlo, para determinar si estos estados permanecen en el Pacto Federal o se salen de él.
Movimiento balcanizante en el norte del país para dejar a México sin dos de sus estados de la república, gracias a la mala administración de don López que se niega a ver los errores de sus pésimas decisiones.
La elección del próximo año, aunque no haya consulta popular para saber si lo queremos sentado en la Silla del Águila sin hacer nada, será un referéndum para el peje y me parece que tiene mucho que perder.
