EL ZUMBIDO DEL MOSCARDÓN

Alejandro Leyva Aguilar

Les debo una disculpa a mis lectores diarios porque no he podido subir a las plataformas sociales, el Zumbido del Moscardón tengo una excusa y es la falta de internet mi comunidad donde solo hay señal en la cabecera municipal y no así en las Fincas Cafetaleras que es el lugar donde estoy refugiado por el asunto del COVID 19 ya que, al ser diabético, tengo más riesgos que los demás.

¡Vaya pandemia que a algunos nos tiene confinados y a otros preocupados como a mis amigos y familiares en la capital Oaxaqueña donde me entero que en el estado ya hay mil 109 infectados, 101 más que ayer y donde han fallecido 8 personas más que ayer!

Y justamente respecto de eso me gustaría que contestaran una pregunta que me he hecho desde hace mucho tiempo: ¿Cuántos comerciales de medicamentos han visto en la televisión o en redes sociales o escuchado en la radio que digan que “curan” una enfermedad?, cuántos de ellos son de patente?

Pongan mucha atención y se darán cuenta que los anuncios son en los mejores horarios, los de más raiting, en donde los precios en televisión y radio son más altos y en ninguno de los casos, los medicamentos anunciados aseguran la cura de una enfermedad, incluso de la gripa común… en todos los casos dicen “alivia los síntomas de…”

El asunto es que no es negocio curar a un ser humano, al contrario, el negocio es mantenerlo enfermo para seguir vendiendo paliativos que alivien los síntomas hasta de la gripe común. El negocio de las farmacéuticas vale al rededor de 14 mil millones de dólares al año y los poderosos laboratorios son capaces de comprar conciencias en los congresos de los países para impedir la copia de las patentes, incluso de genéricos.

Nelson Mándela padeció en carne propia el peso de las farmacéuticas mientras fue presidente de Sudáfrica cuando la crisis por VIH en el África subsahariana que mató a millones de sudafricanos. Mándela no estuvo dispuesto a comprar a las farmacéuticas los deshechos de la primera generación de retro vírales que, por supuesto esas empresas sabían que no eran efectivos contra el virus de la Inmunodeficiencia Humana.

Enfermedades como el cáncer, la diabetes, la hipertensión arterial y todas las crónica degenerativas son el súper negocio de las farmacéuticas que invierten miles de millones de dólares en publicidad y no en investigación porque les interesa vender, no curar.

Y vaya lección de vida a las propias farmacéuticas cuando surge de la naturaleza o se les escapa de un laboratorio un virus como el que nos aqueja hoy y provoca la enfermedad COVID-19, porque justamente el problema del coronavirus es que no hay vacuna y los laboratorios están en cierta manera obligados a invertir en investigación para calmar la cantidad de contagios en el mundo.

No hace mucho platicaba con algunas personas que por supuesto no creen en la medicina alópata y me decían: “la prevención contra el coronavirus es el hipoclorito tomado en dosis medidas y la cura, es un antiviral que ya está en el mercado y que se usa para curar al ganado de algunas bacterias, virus y chakas que se llama ivermectina”.

La Ivermectina en humanos, está dosificada para la cura de parásitos como piojos y liendres pero para el ganado es una solución inyectable y, se supone que si presentas síntomas de COVID-19, puede detener la proliferación del virus en el cuerpo… ¿por qué no los han dicho los laboratorios o los gobiernos?, la respuesta puede estar en el gran negocio que será la venta de la vacuna contra el coronavirus.

¿Cómo es que un medicamento para vacas pueda curarnos?, pues la respuesta es tan sencilla como la publicidad de la Ivermectina que “cura a tu vaca”… curar ganado si es negocio, curar humanos no.

El negocio de la carne de vaca en el mundo, vale mucho menos que el negocio de los medicamentos para humanos. Los humanos enfermos velen mucho más en términos prácticos que las vacas enfermas, éstas tienen que estar sanas para adquirir valor en un mercado que no permite antibióticos en la sangre y un sinnúmero de sustancias que son administradas a los semovientes para que adquieran valor.

Por eso el negocio de los laboratorios para desarrollar medicinas de animales es curarlos, mientras el de las farmacéuticas es mantener a los humanos enfermos para seguir abreviando de sus bolsillos.

Si entendiésemos eso desde los gobiernos, ya estaríamos viendo de nuevo a la medicina tradicional, porque si la naturaleza creó a los virus que los humanos manipulamos, la cura debe estar justamente en los productos de la propia tierra.

#quedateencasa
@leyvaguilar
Instagram: Leyvaguilar

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