EL ZUMBIDO DEL MOSCARDÓN

Por: Alejandro Leyva Aguilar

Homicidios dolosos, 36 meses de gobierno

No voy a quitar el dedo del renglón. Ayer se dieron a conocer las cifras de homicidios dolosos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) en los tres años y medio que lleva la cuatroté, hemos rebasado el humoral de los 121 mil asesinatos, más que en todo el sexenio de Felipe Calderón.

Cada año, desde que el peje es quien gobierna, se han registrado un promedio de 34 mil asesinatos por año, lo que ha llevado a esta administración, año y medio antes de que termine, ser la más violenta y sangrienta de la historia moderna de México.

Esa insistente analogía de López al decir que “no somos iguales” al compararse con Felipe Calderón el que le declaró la guerra al narco tráfico, es muy clara: por supuesto que no son iguales porque en estrategias completamente antagónicas -es decir Calderón con una guerra y el peje con abrazos- los números de homicidio se han incrementado exponencialmente.

Ayer Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Seguridad Pública Federal, en el púlpito mañanero, dio a conocer las cifras que son muy claras respecto de otros sexenios como el de Enrique Peña, Vicente Fox, Ernesto Zedillo o el propio Carlos Salinas de Gortari, en ninguno a los tres años y medio de gobierno, nos acercamos a las cifras que el peje ha obtenido con su estrategia de abrazos, no balazos.

Rosa Icela, como buena sierva de López, dice que los asesinatos van en disminución y que la estrategia funciona… ¡por favor!

Y hay que recordar que en su Plan Nacional de Desarrollo, 2019-2024, el peje se comprometió a que “al final de su sexenio la delincuencia organizada estará reducida y retirada”, sin embargo 2019 fue el año más violento en lo que va de la historia contemporánea de México al registrar 35 mil 661 asesinatos. Así le daba la bienvenida el crimen organizado a la estrategia “abrazos, no balazos”.

Vamos, hasta la curia católica se ha pronunciado al respecto cuando dice que las autoridades municipales, estatales y federales, se encuentran rebasadas ya que carecen de la capacidad humana, logística, económica, técnica e incluso moral para enfrentar a la delincuencia, lo anterior lo expresó la Arquidiócesis Primada de México.

“Ésta ha sido una semana de terror en México. La violencia crece como la espuma y parece que no hay forma de detenerla: balaceras, secuestros, extorsiones, asesinatos de líderes sociales, amedrentamientos y terror en las comunidades, desapariciones y otros males que lastiman en lo más profundo a nuestro pueblo”, dijo la Arquidiócesis.

En el Semanario Desde la Fe, editado por esta autoridad eclesiástica, consideró que las raíces sociales se han pervertido, al grado de que algunas autoridades, cuya obligación constitucional es proteger la vida, dar seguridad a la sociedad y salvaguardar los bienes de sus gobernados, están profundamente coludidas con los criminales, y las que aún no lo están, temen aplicar la ley, pues está de por medio su vida y la de su familia… ¡vivimos un infierno!, remata el editorial.

Desde la Fe, se pregunta ¿cómo hemos llegado a este desprecio por la vida humana, a la degradación de los valores, al endiosamiento del poder y del dinero, al imperio de la impunidad, la maldad y el egoísmo?… habría un decirle a este semanario que la respuesta la tiene el presidente ¿por qué soltó a Ovidio Guzmán?, ¿por qué abrazos en vez de aplicar la ley?, ¿de esa colusión habla la arquidiócesis?.

Interesante que la Iglesia Católica se haya pronunciado ya sobre este fenómeno que ya ha cobrado la vida de más de 121 mil personas en solo tres años y medio y, seguramente lo hace y en esa magnitud, por que los intereses del clero posiblemente también estén trastocados por el crimen organizado.

Pero por supuesto que no es un fenómeno aislado ni fortuito, es provocado por el propio gobierno porque, como lo he dicho toda esta semana, el negocio de López es la instauración del terror y si, como bien lo dice el semanario Desde la Fe, ya estamos viviendo un INFIERNO, justamente como el que protagonizó el actor Damián Alcázar, un fan del peje

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