EL ZUMBIDO DEL MOSCARDÓN

IMPUNIDAD

Por: Alejandro Leyva Aguilar

Otra vez López muestra el mal talante y el poco talento que lo caracterizan. Ayer escribí que cuando se refirió al atentado a Ciro Gómez Leyva en la mañanera del viernes pasado, su semblante no era el más cómodo. Todo lo que dijo, lo hizo de dientes para afuera pero por supuesto que no sentía lo que decía. Ni las disculpas, ni “el no estás solo”, fueron sinceros.

Por eso este lunes, otra vez y sin ningún viso de arrepentimiento o de mesura, el peje volvió a arremeter en contra del periodista al asegurar que Ciro “es un vocero del conservadurismo” y que bien pudo ser un auto atentado para dañar la imagen de su gobierno.

Yo no sé si el peje se de cuenta de la irresponsabilidad de sus palabras, quisiera pensar que no, que No es consciente y que no tiene conectada su lengua con su cabeza -que es lo más probable- porque si no es así, entonces es un perverso psicópata que lo que quiere imbuir en la sociedad, es miedo.

La prestigiada revista Psycology Today dice que casi todo el mundo le teme a la muerte y por tanto, la Teoría de la Gestión del Miedo (TGM), es la manera en la que este sentimiento influye el pensamiento y el comportamiento humanos. De acuerdo con la TGM, la ansiedad por la muerte, lleva a las personas a adoptar percepciones del mundo que protegen su autoestima, valorización y sustentabilidad y les permite creer que tienen un papel importante en un mundo repleto de significado.

Entonces, el temor ha sido siempre el mejor aliado del poder, porque éste intenta que la población viva inmersa en él. La creación artificial de atmósferas de miedo obliga a los ciudadanos a blindarse frente a los contextos sociales y una manera de hacerlo es anidar el miedo en el cerebro para quebrantar la resistencia, generar pánico y paralizar la disidencia.

Atentar contra un líder de opinión como Ciro Gómez Leyva, es infundir miedo a la sociedad, porque si le puede pasar a alguien como él que es completamente visible, le puede pasar a cualquiera y no todos van a tener la misma suerte de tener una camioneta blindada.

Le pasó a Lourdes Maldonado que incluso fue a una mañanera a pedir auxilio ante el temor de ser asesinada lo que final y tristemente ocurrió, sin embargo Lulú no era tan conocida en el medio periodístico como Ciro Gómez Leyva. Atentar contra la vida del periodista de Grupo Imagen, tuvo un impacto mayúsculo, no solo en México sino también en el extranjero.

Y la intención es clara, infundir miedo para que la sociedad se paralice y no diga nada respecto de la economía del país, el desempleo, el aumento de la pobreza, la falta de medicamentos, la inflación incontrolable, el fracaso de los megaproyectos, la corrupción galopante, las mentiras sistemáticas de un gobierno sostenido con falacias.

El menaje es: si críticas al gobierno, te puedes morir porque “o se está con la transformación o en contra de la transformación” o mejor dicho, de lo que ellos -los de la cuatroté, creen que es transformación. No hay grises, o eres blanco o eres negro y si estás del lado equivocado, hay sicarios dispuestos a persuadirte…

Esa es la consiga del peje, esa es la triste realidad de México y hay que decirlo, él tiene todas las de ganar porque tiene al ejército de su lado -una fuerza legal- pero también tiene a los narcos que son una fuerza ilegal y que puede ser usada a discreción.

No obstante, haríamos mal si comenzamos a tener miedo. Los periodistas haríamos muy mal si nos callamos por temor a que nos callen porque si Roma bien vale una misa, México bien vale la sangre de los héroes que han muerto por ser voces disidentes y por ellos, por su sacrificio, debemos seguir desenmascarando al tirano.

Hay que hablar justamente de lo que no le gusta: de la falta de medicamentos, del alza de los precios de la canasta básica, de las mentiras dichas a diario en las mañaneras, de la corrupción de en su familia y en su gabinete, de los caprichos que no le dejan nada bueno al país, del aeropuerto inservible, de la refinería que no refina, del ecocidio en la Selva Maya.

No podemos quedarnos callados, porque como bien lo dijo Carlos Septién García “si el periodismo es, como creemos, una carrera de servicio público, su enseñanza en las escuelas, debe formar conciencia de que los periodistas, han de subordinar el ejercicio de su profesión al bien común”.

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