LA REVOCACIÓN Y EL MANDATO DEL PRESIDENTE
Por: Mario CASTELLANOS ALCÁZAR
“analiza la revocación del mandato del presidente de México, inspirado en conservar el poder o transmitirlo a su sucesor, cierto, con fines populistas, para combatir la pobreza y la corrupción, y más que todo, pasar a la historia de las américas con la fuerza de la Cuarta Transformación de México, la 4T, a costa de la polarización de los mexicanos. Conservadores contra democráticos».
Los resultados preliminares de la revocación del mandato presidencial no se darán a conocer inmediatamente, en este sentido, apenas empieza la guerra de las cifras, quizás alegres para unos y catastróficos para otros, lo cierto es que es un ensayo político electoral, cuyas consecuencias devienen en una polémica y de resultados históricos.
Para que sea válida se requiere el 40 por ciento de la votación de los integrantes de la lista nominal del padrón electoral, esto es, poco más de 37 millones de sufragios, desde luego con la mayoría en favor, lo que no resulta fácil, tomando en cuenta que en la consulta para enjuiciar a los expresidentes de México solo se obtuvo el mínimo porcentaje del 7 por ciento por lo que todo quedó en el vacío.
Desde luego que, al cierre de esta edición, los resultados no se habían configurado, pero si, reinaba una gran especulación y hasta cierto punto nerviosismo del mismo gobierno de la Cuarta Transformación de México, la 4T y de las huestes morenistas, que no tenían la certeza de un éxito rotundo.
No es que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien está pasando momentos estelares y de gran expectación o cruciales, deje de ser el presidente, pues no se tiene esa lógica ni esa percepción ideológica, sino que más bien, es una llamada de atención para conservar el poder y demostrar el músculo para la sucesión presidencial del año 2024.
Lo cierto es que la revocación del mandato de este 10 de abril no fue del todo tersa- y más bien, tuvo sus bemoles y vericuetos, así, como incidentes en pro y en contra en medio de un país polarizado entre las fuerzas políticas de MORENA y la oposición a la que el gobierno llama conservadores, fifís y traidores a la patria.
Se trata de una guerra sin cuartel, que ya no se sabe quién es el traidor o abominable, pese a que se tiene el resentimiento, que esta revocación del mandato para determinar si el presidente continúa en el poder o deja la silla presidencial, tenga que llegar a los tribunales por una serie de manipulaciones y violación a los preceptos del Instituto Nacional Electoral (INE), dependiendo de las controversias de la oposición.
Resulta que aún no se tiene asegurado el triunfo definitivo de dicha revocación, que según el presidente, es un ejercicio democrático y de gran envergadura política, que tiende a combatir la corrupción y la impunidad, para los opositores se trató de una treta populista de un gobierno con sentido dictatorial que va contra las mismas instituciones que opriman su mandato.
En fin, el tiempo no está para bollos, por consiguiente, los mexicanos tendrán la última palabra. La democracia está en juego y en manos de la ciudadanía. Se tiene conocimiento que el Gobierno de la 4T tiene las preferencias y por supuesto, se observa a una oposición sin estrategias, ni forma ni fondo, es decir, vacía y sin proyectos de nación.
Aun así, esperemos los resultados finales de la consabida revocación del mandato, algo inédito, nunca visto en la historia política de los mexicanos, que ciertamente, están en ascuas y a la expectativa de un gobierno, que aún está en veremos, porque aun los resultados no son del todo optimistas en lo económico, político y social con un país bañado de violencia e inseguridad.
Una inflación de más del 7 por ciento y bajas expectativas de crecimiento económico, que no garantizan el florecimiento del Producto Interno Bruto- y asimismo- las obras colosales del gobierno morenista, como el Tren Maya, la refinería en construcción en el sur de la república mexicana y el mismo aeropuerto Felipe Ángeles que se acaba de inaugurar están a discusión.
