NUEVO FISCAL, MOLDEADO
Por: Mario CASTELLANOS ALCÁZAR

Luego de tanta parafernalia, teatro, comedia y la farándula del Gobierno de Oaxaca, por fin, en LXV Legislatura el Estado, eligió con 38 votos a favor, al nuevo fiscal general, cuya función recayó en Bernardo Rodríguez Alamilla, pese a que hubo previas protestas de grupos y colectivos feministas, que no comparten con dicho nombramiento.
Alamilla deja la Defensoría de los Derechos Humanos del Estado de Oaxaca en donde tuvo deficiencias en la defensa y la investigación de los grupos vulnerables y personas violadas en sus derechos, que no encontraron el apoyo deseado, ante los abusos de las autoridades del ambiro estatal y municipal, entre otros.
Cierto, que, el nombramiento estuvo bajo presiones de los grupos de poder- y exgobernadores, que tienen actos pendientes de corrupción y fraudes, por temor de ser investigados y consignados jurídicamente. En estos dilemas están los exgobernantes, Gabino Cué Monteagudo y Alejandro Murat Hinojosa- del PAN- PRD Y del PRI, respectivamente.
La elección del Fiscal, ya se esperaba, que fuera una lucha entre poderes y protagonistas políticos, fingiendo democracia, cuando hubo manipuleos, protestas, advertencias y conjeturas adversas de la misma ciudadanía, que no ve claridad en la impartición de la justicia pronta y expedita, sino todo lo contario, entre complicidad y favoritismos.
Ante las presiones internas y externas, el Gobierno de la Cuarta Transformación de Oaxaca, Salomón Jara Cruz (MORENA) se vio obligado a mediar las propuestas y las interferencias de los 26 aspirantes que buscaron la Fiscalía, así, como las objeciones de los grupos simpatizantes en apoyo a sus favoritos.
Esto no fue fácil, fue una competencia entre caníbales, que tenían el propósito de medir al gobierno estatal, hasta donde, sería capaz de guardar el equilibrio y la postura- la cordura y la tolerancia, el diálogo y la concertación, por lo que, el nombramiento de Alamilla tuvo que ser una amalgama de intereses para obtener el equilibrio del poder.
La designación de Rodríguez Alamilla tuvo que ser moldeada, a la vez, para buscar, nuevas estrategias y buenos resultados, así, como enmendar los abusos y la complicidad de los gobiernos anteriores, que mucho tuvieron que ver con el estado de corrupción y la complicidad de los impartidores del derecho.
El Fiscal que recibe, tiene un reto mayúsculo, una carga, para combatir la impunidad, la corrupción y evitar el entreguismo de sus funciones al Ejecutivo, con el fin de rescatar la responsabilidad de cada uno de los poderes, ante una entidad llena de violencia, de enfrentamiento, feminicidios, homicidios dolosos, levantones, emboscadas, pero más que todo tiene que ser ecuánime para no caer en las indolencias, ni someterse a los imperativos de la delincuencia organizada.
Unos, 700 feminicidios en el sexenio del ex gobernador, Alejandro Murat Hinojosa (PRI), que se han incrementado diariamente en solo dos meses del gobierno morenista- y por supuesto, que no hay quien pare la fatal violencia, mientras los oaxaqueños, viven un estado de inseguridad e incertidumbre.
Un Oaxaca postrado en la corrupción de la justicia con la esperanza que el gobierno de la 4T, mejore la situación- y vuelva- la estabilidad y el principio de autoridad.