NUEVO GOBIERNO
Por. Alejandro Leyva Aguilar
Desde hace tres días he estado publicando lo que pasa a nivel seguridad en nuestro país: masacres, quema de vehículos particulares, tiendas del grupo FEMSA y farmacias relacionadas con esta trasnacional, ejecuciones, toma de plazas, etcétera y es que los titulares de la prensa, no consigan otra cosa.
Y claro que en los comentarios me encontré con los defensores a ultranza de la cuatroté, uno de ellos en especial que consuetudinariamente me lee y comenta al respecto, siempre a favor y con amor a López, se hace llamar Sherman, pero es buen amigo, lo conozco desde hace muchos años e, independientemente que no tengamos las mismas preferencias políticas, seguimos gozando de la amistad.
El amigo Sherman siempre me critica porque hablo de lo que sucede a nivel federal, trata siempre se justificar -como todos los chairos- la desgracia del presente, con los hechos del pasado y, como el Gobierno de Oaxaca es priista, me exige que hable de lo local, antes que de lo federal.
Habría que darle gusto. Está terminando el sexenio del Maestro Alejandro Murat Hinojosa, quedan aproximadamente cuatro meses y medio para que el Tlatoani de Peralvillo tome protesta como nuevo gobernador “del pueblo”, por lo que los charros oaxaqueños, han de estar muy felices.
Me tocó ser parte del equipo de campaña de Alejandro Murat en 2016 antes de ganarle a Salomón Jara. Hicimos una campaña de contacto con la gente, visitamos la gran mayoría de las comunidades y nuestro candidato se ganó la confianza del electorado que votó contundentemente a su favor.
Recuerdo que una de las primeras conferencias de prensa como mandatario electo y después de los trabajos de transición, fue una conferencia e prensa en la que Murat Hinojosa, anunció que recibía de Gabino Cué, un estado en bancarrota con más de tres a mil millones de pesos de deuda, por lo que anunció medidas para soportar la contingencia financiera.
La disciplina económica que Murat Hinojosa estableció en los primeros tres años de su gobierno, estabilizaron las finanzas públicas y hubo dos indicadores que son envidia de los demás estados de la república: la reducción de la pobreza y el crecimiento económico; el primero medido por el CONEVAL y el segundo por el INEGI.
Sin embargo no hay obras significativas en el gobierno de Alejandro Murat, simple y llanamente porque era imposible realizarlas con la cantidad de deuda que le dejó su antecesor -muy amigo del peje por cierto- Gabino Cué Monteagudo, por mucho, el peor gobernador que hayamos tenidos… hasta el peje lo dijo “qué lástima que Gabino se haya torcido”.
Un logro más del Gobierno de Alejandro Murat, fue la inmensa promoción del estado como un destino turístico. Oaxaca literalmente está de moda a nival nacional e internacional porque tanto el mandatario como su esposa la Señora Ivette Morán de Murat, supieron darle el impulso necesario para que millones de turistas nos visitaran en este sexenio y la derrama económica que han dejado, ha sido de las más grandes de los últimos sexenios.
El primero de diciembre de este año, Alejandro Murat le deja la estafeta a Salomón Jara y entonces vamos a saber de qué están hechos los chairos, porque todo lo que critican como el asunto de las organizaciones sociales que, por dinero casi siempre, toman calles, secuestran edificios y exprimen al estado, se supone terminará.
Los feminicidios, la inseguridad en las zonas como el istmo, la cuenca y la costa; el tema de la basura en la zona metropolitana de Oaxaca, los problemas agrarios y comunitarios, además de político-religiosos, se terminarán porque ¡Ha llegado la primavera oaxaqueña!.
Habría que ver el expertise del nuevo gobernador en materia de conciliación política y de gobernanza, además de sus habilidades como administrador porque en Oaxaca no hay presupuesto que alcance para 570 nominas mayores y 14 mil menores, tomando en cuenta el número de municipios y comunidades que hay en nuestro estado.
Si el Tlatoani de Peralvillo no trae una varita mágica para resolver esos problemas, la primavera oaxaqueña será un infierno a la oaxaqueña, mucho peor de como está el país… al tiempo.
