Y QUE LO CREMAN
Por: Francisco Alejandro LEYVA AGUILAR
Hace algunos años, ya varios, cuando era reportero de la Note Rouge me tocó recibir un diplomado en criminología y criminalística, que no son lo mismo. Lo impartió un médico forense muy reconocido en Oaxaca y México un Doctor en Ciencias Forenses con más de 2 mil autopsias en su extenso currículum.
Recuerdo mucho a Don Luis Mendoza Canseco, ya fallecido y en cuyo honor el anfiteatro del Instituto de Ciencias Forenses de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), lleva su nombre. Lo recuerdo con ese rostro frío del que no siente nada ante la muerte y ve los cuerpos como la materia prima de su trabajo.
En aquella ocasión nos mostró el cerebro y las entrañas de un indigente al que le encontramos alcohol en sus pulmones y recuerdo que en su cátedra, Don Luis nos dijo que en medicina forense había dos tipos de muertes, una natural y otra accidental. La primera sucedía por causas naturales -una enfermedad por ejemplo y entonces el muerto se llama difunto.
Cuando la persona murió por accidente, entonces el nombre correcto es occiso -nos dijo- y al término de la necropsia nos preguntó ¿de qué murió la persona?… recuerdo que pensé para mis adentros que había muerto de causa natural, pero me sacó de mi error cuando nos explicó que había fallecido de broncoaspiración, es decir, se ahogó con su propio vómito, o lo que es lo mismo, un accidente.
El sujeto había bebido tanto que se quedó dormido y se ahogó en su propio vómito. Don Luis Mendoza Canseco nos dijo entonces que cualquier muerte por accidente, para determinar sus causas, es imprescindible realizarle una autopsia. Es un asunto legal, nos explicó.
Traigo la anécdota a colación porque el lunes pasado, Carlos Manuel Urzúa Macias, cayó de unas escaleras en su casa y perdió la vida de una manera accidental -se supone-, sin embargo la Fiscalía General la República (FGR) sostuvo que el sexagenario economista había fallecido por causas naturales… quizá la FGR piensa que Carlos Urzúa se pegó en la cabeza al caer de las escalera y era “natural” que muriera.
Un traumatismo craneoencefálico o una fractura de tráquea -como se especula que sucedió- no causa una muerte natural y por eso, la FGR debe deslindar responsabilidades y practicarle la autopsia de ley Don Carlos Urzúa Macias, hoy occiso.
¿Qué necesidad hay de alimentar la especulación sobre un posible asesinato?, ¿qué necesidad de alimentar la especulación de UN CRIMEN DE ESTADO?, por supuesto que, aunque la familia no quiera, a Carlos Urzúa se le debe practicar una autopsia para determinar la o las causas de su muerte.
Porque parece inverosímil que un día después de asistir a la marcha por la democracia y pasearse en un zócalo repleto de demócratas, pero también de anti López, haya aparecido muerto por un accidente en su departamento, un lugar que seguramente conocía a la perfección y en donde sería difícil que sufriera un accidente.
Sólo hay que ver sus video columnas en Latinus o leer sus artículos de opinión para entender que Carlos Urzúa corría riesgos por su línea editorial fuerte y certera en contra de Andrés Manuel López Obrador porque era una persona que lo conocía muy de cerca y que siendo el peje Jefe del entonces Distrito Federal, Carlos Urzúa conocía muchos de los secretos que hoy se llevó a la tumba.
Mal la FGR porque le atiza a las críticas que hay en contra de López, desde que apareció en la escena política de México el reportaje de Tim Golden y la DEA asegurando que el nuestro, es un narco presidente y ahora un asesino.
Justamente por eso la FGR debe agotar todos los medios para esclarecer la muerte del que fuera el primer Secretario de Hacienda y Crédito Público de López Obrador, porque la especulación va a crecer toda vez que ya hay en las redes sociales quienes “vieron” a civiles con apariencia de militares hurgando las pertenencias de Urzúa Macias para localizar un supuesto USB con información sensible.
Veremos en que para todo esto, pero existe la sospecha y debe dilucidarse por el bien del país y para que el espíritu de Carlos Urzúa, descanse en paz. Se lo merece porque fue un buen hombre.