EL ZUMBIDO DEL MOSCARDÓN

ADIOS

Por: Francisco Alejandro LEYVA AGUILAR

La nota obliga a interrumpir la vacación y a comentar.

Cuando el mundo católico pensaba que Jorge Bergoglio ya estaba saliendo de sus padecimientos respiratorios, le sobrevino un derrame cerebral que lo elevó a los confines de la eternidad y puso de luto al mundo.

Primer Papa Latinoamericano, primer Jesuita, primer Francisco. ¿Dónde hay más católicos en el mundo?, en América Latina; ¿dónde se necesitan más los jesuitas cuya ideología católica la basan en la creencia de la reconciliación con Dios, con uno mismo y con el mundo como misión?, en América Latina donde cánceres sociales como el narcotráfico han sentado sus huestes y han reclutado a millones de jóvenes para aglutinarlos en los ejércitos del demonio; ¿Dónde hay más pobres?, en América Latina y por eso el Vaticano, que había perdido el rumbo, necesitaba un Asís.

Fui bautizado en la fe católica pero no profeso la religión, no voy a misa, no me confieso nunca ni doy limosnas en los templos. Incluso pienso igual que el preclaro Silvio Rodríguez cuando afirma que “el día del Armagedón, no quiero estar tras la puerta, sino soñando bien alerta, donde esté a salvo de perdón”, ¿por qué habría de perdonarme un cura que nació de algo infernal igual que yo y que puede ser tan pecador como yo mismo?

En fin, no creo en las imágenes, no creo en los cristos crucificados, no creo en los santos ni en la virginidad de las vírgenes y, sin embargo, sí creo en los humanos. Me parece que es el ser humano el que puede hacer la diferencia entre el bien y el mal. Yo no sé si Francisco de Asís “el pobrecito de Asís” como se le conocía, fue un santo pero basta leer su vida para darnos cuenta que fue una persona excepcional, por eso Jorge Bergoglio escogió ese nombre.

Cayó en mis manos en primera instancia, la Encíclica 210 del Papa Francisco denominada “Fratelli Tutti”, fue el primer escrito que leí de Francisco y debo decir que me impresionó la claridad, la elocuencia, la idea y el mensaje que, sin decirlo versa sobre el Salmo 133 inscrito en la Biblia y que habla sobre el amor fraternal.

Dice Francisco en esa Encíclica “Jesús no nos quiere siervos sino amigos que conformen una fraternidad para ampliar un horizonte que rebase meros intereses de poder”. La Encíclica habla del buen Samaritano como modelo de solidaridad y de inclusión social “que se acerca, acoge y sale al encuentro del dolor y del sufrimiento de la persona, de los que han sido abandonados en el camino: migrantes, mujeres, niños y todos aquellos que sufren diversos tipos de pobreza o exclusión”.

Por eso no puedo dejar de pensar en el uso que gobiernos de todo el mundo, pero especialmente el de México, ha hecho de los pobres. Andrés Manuel lo dijo: la pobreza es una estrategia política, no una convicción ideológica; los pobres son los que van a responder cuando la clase media amenace al poder, porque son pobres por ignorantes y no ignorantes por pobres.

Qué lástima que los líderes políticos de todos los niveles, no se hayan detenido un momento a leer a Francisco, se conformaban con escucharlo y aplaudirle y sin embargo, su legado está ahí en sus Encíclicas “Lumen Fidei”, Laudato Si”, “Fratelli Tutti” y “Amoris Vitae”, cada una de las cuatro son recetas para vivir en armonía.

“Amoris Vitae”, o amor de la vida, no nos deja lugar duda de que la familia, Madre, Padre e Hijos, es el camino de la sociedad sana, mientras que en “Laudato Sí”, Francisco le da voz a la tierra, a la casa común, a la importancia de tener y mantener sano nuestro hogar donde vivimos y convivimos con otras especies.

Admiré en silencio al hombre, al jesuita, al franciscano al que me hubiese gustado mucho que un presidente como López Obrador conociera y entendiera porque acaso le hubiera hecho justicia a los pobres, a los niños con cáncer, a las madres buscadoras, a los enfermos, a los migrantes, a la selva que gritaba de mil maneras…

Francisco dejó la Iglesia Católica con MIL TRESCIENTOS NOVENTA MILLONES DE CATÓLICOS en el mundo desde que asumió el pontificio el 13 de Marzo de 2013 para dejarlo hueco y vacío 12 años después el lunes 21 de Abril hace tres días. El que Papa que lo suceda, va a tener que llenar unas sandalias muy grandes y muy pesadas que ya no serán de terciopelo rojo.

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