MEXICO ANTE LA VIOLENCIA DE EU
Por: Mario CASTELLANOS ALCAZAR
El gobierno mexicano no puede ser ajeno a las graves convulsiones políticas por las que atraviesa Estados Unidos de América en el trance del cambio de gobierno en aquella nación, ante el clima de la exacerbada violencia provocada por el presidente saliente Donald Trump a 12 días de entregar el poder al hasta ahora presidente electo, Joe Biden.
La lucha por el poder en el vecino país del norte es protagonizada entre los republicanos y demócratas, más que todo, porque el presidente Donald Trump, incitó hace unos días a la turba de la ultraderecha, es decir, a sus seguidores para que armaran el conato de violencia, hasta tomar el Capitolio en contra de los demócratas, pero también, en contra de los diputados y senadores de esa nación, que no estuvieron de acuerdo con la marrullería de Trump, que intentaba reelegirse por la vía ilegal y por la fuerza bruta.
El saldo de este acto de violencia se asemeja a un brote de terrorismo, el peor de los actos criminales, que cierran la triste historia del presidente Trump, quien siempre atentó en contra de los derechos humanos y de las mismas instituciones, además, de aniquilar la democracia, esta vez, dejó un saldo de 5 muertos, 14 policías heridos y 52 arrestos, todo esto sucedió el 6 de enero del presente año.
Todo para revertir el dictamen del Congreso de ese país, luego, de que diputados y senadores habían validado el triunfo del presidente electo, Joe Biden, Demócrata, en base a los resultados previos del Colegio Electoral, así como de los tribunales judiciales que echaron por tierra los argumentos de un eventual fraude electoral, orquestado por Trump, pero que nunca llegó a comprobar sus presuntas manías.
Los daños y destrozos en el Congreso Estadounidense fueron graves en lo material y la pérdida de cinco vidas en una batalla campal entre los trumpistas incondicionales y la policía, en su intento de rescatar a los legisladores, que fueron acorralados por los agitadores, pero, ni aún, así, lograron que los representantes populares emitieran el dictamen en favor del triunfo electoral de Joé Biden, quien tomará posesión el 20 de enero como el nuevo presidente Estadunidense.
LAS REPERCUCIONES EN MEXICO.
Claro, que las repercusiones políticas, económicas y sociales pueden ser desde las más leves hasta las más complicadas para México, por ser este, el país más cercano con los Estados Unidos de América, en el intercambio comercial, cuya economía de los mexicanos depende de aquel país, en relación de la paridad del peso mexicano frente al dólar, así, como las importaciones y exportaciones de los productos de ambos países.
Ante esta situación el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, debe estar muy preocupado en el manejo de la soberanía nacional y la diplomacia entre ambos países para no trastocar las relaciones bilaterales, y si, más bien, ya lo manifestó el gobierno mexicano, que será respetuoso de los asuntos surgidos en el vecino país del norte; no está en favor ni en contra, es decir, respetará la autonomía y la soberanía de Estados Unidos.
No obstante, que hay un roce entre el gobierno mexicano y el presidente electo hasta hoy, Joe Biden, porque Obrador le regateó el reconocimiento de su triunfo electoral, luego de su elección, que tuvo lugar el 3 de noviembre del año 2020, pese a que ya había sido reconocido por los gobiernos de América Latina, el continente europeo y la mayor parte de las naciones del mundo, es decir, el presidente Obrador fue el último en reconocerlo.
Por supuesto que ya se vio la primera reacción de reprimenda del presidente electo Joe Biden, quien no invitó al presidente de México a su toma de posesión, dicho por el mismo Obrador, por lo que ya pinto mal y por supuesto, que de inmediato debe haber alguna enmienda para superar este posible rompimiento, de no ser, por la buena intención del nuevo gobierno estadounidense, de entablar estrecha relación con México, en todos los aspectos de la vida política, social y comercial, respetando los tratados con aquel país- y asimismo, cuidando la soberanía de ambas naciones por el bien del desarrollo de ambos países.
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