Me he enterado de los recorridos que han tenido tanto Alejandro Avilés Álvarez como Ethelberto Gómez Fuentes en todo el territorio estatal.
Al primero lo hemos visto en las regiones del estado, mientras que al segundo básicamente en la capital y valles centrales, aunque Tito como lo conocen los militantes priístas, es de la costa de Oaxaca, específicamente de Tututepec, de donde fue presidente municipal y diputado local por su distrito.
Ambos están haciendo algo muy importante para el priismo local: darle la voz a la militancia y lo hacen porque, en mucho, ellos son dos precandidatos emanados de esa militancia.
Ambos han sido prácticamente de todo en el PRI, desde los que pegan propaganda, ruteros, delegados, y hasta dirigentes del partido.
Por eso ambos en sus discursos predican que, quien sea el abanderado del PRI, su militancia, esa que va a convencer a los ciudadanos en sus casas y en sus calles, cuadras, barrios y colonias, estará bien representada en esta ocasión.
Miles de priístas han sido tocados en esta precampaña de Ethelberto Gómez Fuentes y Alejandro Avilés, lo cuál resultaba una asignatura pendiente de las dirigencias del partido porque en buena medida, son los últimos a los que se toma en cuenta en una decisión tan importante como la definición del candidato al gobierno del estado.
Alejandro y Ethelberto han recogido en esta escasa semana de recorrido por las regiones, el sentir de la militancia priísta; se han enterado de primera mano de las quejas que tienen, sobre el actuar del gobierno federal en las comunidades donde muchas veces los priístas se sienten olvidados por la permanente presencia de las brigadas electorales del peje.
Los priístas saben que a la mitad del gobierno de López, los yerros del “presidente”, así en minúsculas y entre comillas, en temas como la salud, el alza de los precios, el aumento del precio de los combustibles, la carestía de la canasta básica, la falta de medicamentos para los enfermos crónicos.
El condicionamiento de los ya escasos programas sociales, la falta de apoyos para el campo, la desaparición de programas de apoyo a la mujer, etc son una posibilidad de triunfo de cualquiera de los dos precandidatos que tiene el PRI.
El 10 de febrero deberá sesionar el Consejo Político para determinar quién será el abanderado priista al Gobierno del estado y, estoy seguro que ninguno de los dos precandidatos opondrá resistencia al otro porque caminan juntos escuchando a la base militante que es la que hace ganar elecciones al PRI.
Ambos conocen el valor de la unidad del Partido frente a una elección tan importante.Justamente cuando se dieron las definiciones en el PRI con dos precandidaturas, MORENA y su abanderado escogido por dedazo del peje y al través de supuestas encuestas en diciembre, se cayó 17 puntos porcentuales y volverá a tener otro tropiezo igual o peor, cuando el 10 de febrero haya un candidato de la unidad priista.
Del otro lado, el senador con licencia -innombrable por cierto- aún no tiene amarrada la candidatura.
Pesan sobre él dos denuncias de los propios militantes de MORENA: de la Senadora Susana Harp y del aspirante Alberto Esteva Salinas que tienen en vilo la candidatura del serrano.
Y no solo eso, denuncias de presuntos nexos con el crimen organizado, desvío de recursos mientras fue secretario en el desastroso sexenio de gabino cué -así con minúsculas- por más de 40 millones de pesos, denuncias ante el IEEPCO por actos anticipados de campaña, podrían dejar a MORENA sin su candidato por dedazo.
De botepronto, nadie en ese partido puede hacer Inter campaña o precampaña porque no hay precandidatos y, pasado el 10 de febrero si no resuelve el TEPJF, tampoco podrían hacer campaña hasta que se resuelva este entuerto causado, claro, por la ambición de los morenistas.
Me han dicho que le han ofrecido “hasta las perlas de la Virgen” a Susana Harp para que se desista de la impugnación, pero habría que decirle a los comedidos interlocutores, que la familia de la Senadora Susana Harp, tiene suficiente billete para comprar no solo las perlas, sino también a la propia Vírgen, ella no se vende por un puesto en el gobierno, así que no se hagan ilusiones.