ARENA POLÍTICA

MISIÓN CUMPLIDA

Por: Carlos CASTELLANOS ALCÁZAR 

A MI MADRE

Se cumplieron 7 años del duelo de mi madre Paula Alcázar Reyes postrada en la divinidad del sacramento- y nuevamente resuena en el recuerdo de sus vibras, su aliento, porvenir y refuerzo-que ratifica su memoria bendita- que flota en la viña del Señor.

Me alienta a retomar su espíritu espacial como doctrina que lleva dentro y escapa por sus poros y su tierno talante, qué brilla con su presencia y eleva la esperanza de volver a vivir en el entorno de su seno inagotable de amor y fe para volver a respirar, siento su jadeo. 

Fue el 2 de febrero del año 2018 cuando subió a la cima de la victoria, pues entonces había ganado la gloria del Supremo- que ya enviaba señales de la inhumación de mi madre a sus 94 años- ya había cumplido con su misión cristiana y juramento de una buena progenitora, entonces los clarines le dieron la bienvenida celestial como un mérito a su gran obra plasmada en la humanidad y en un hogar de bendiciones.

A estas alturas es dignamente reconocida por sus principios, valores, sus cultos, su doctrina, talento, sus creencias, su sabiduría, intuición y aprendizajes- legado transmitido por obra y gracia en los corazones abiertos de los suyos a los que amaba sin condiciones, a sus descendientes- que tomaron su ejemplo como espejo, hoy es la vitalidad y la conciencia que nos hace fuertes y creyentes como fieles pupilos, fue una gran maestra de un hogar feliz con su sola presencia- la guía de mi existencia.

Nada sin ella, todo con ella, por lo cual- honro su memoria con amor y celo, así sus géneros sienten el mismo amor por ella, el cariño- que debe permear en cada etapa y en todo momento, en el sentir de su resurrección presente en los corazones; nos guía y espera ser correspondida en los hechos y buenas acciones- más allá de la inmoralidad y la soberbia- que no deja de ser vanidad.

Los tiempos van pasando, ya van 7 años de su ausencia, ¿acaso es inmortal? si su legado sigue latente, vuelve a brillar- su presencia y espíritu nos llama la atención para cumplir su palabra, sus designios, propios y nuestros- que nos dan sustento y corriente- que nos hace vibrar a su entorno, a la que cubrimos, a la que cubro en la palabra y los hechos.

Fue en los años de los 50 del siglo pasado cuando la conocí, era la madre más cariñosa y tierna, lo reflejaba en sus hechos de fina ternura- ahora- sigue siendo la más adorada, agradecido por su valor inquebrantable, la que me dio la luz es la luz de mis días- me despierta con nuevos bríos, me llena de fortaleza como un guerrero, la  llevó conmigo, es mi resplandor- he logrado sus propósitos, la de amarse para ser amado, valorarte para ser valorado, sembrar para cosechar a granel redituable, amor por amor, afecto por afecto, valor por valor,  cultivo por cultivo, es la sabiduría de mi existencia.

Todo está hecho, no hay regreso, el pasado es inmemorial, se vive el presente, el futuro es incierto, lo mejor es vivir el momento, en el recuerdo de nuestros antecesores, yo cuido con celo y pasión la imagen de mi progenitora, la que se desveló para que aprendiera la lección de civismo, las buenas costumbres, la verdad por la mentira- el catecismo- me educó como una gran maestra del hogar, me inculcó los hábitos, la primera educación, que es la básica y en consecuencia llevo sus sentimientos y sabiduría que aplicó hasta hoy en la teoría y la practicas- siempre por el bien y el respeto de los derechos ajenos. 

Mi madre procreó un hogar de prodigios y honor a la humildad- la honradez, sencillez y bondad con apego a la verdad y con valores propios sin ambiciones ni riquezas materiales, solo la palabra divina, en la conciencia y espiritualidad que nos hizo grandes. Hoy la familia Castellanos Alcázar es grande.

Felices con afecto.

carloscastellanos52@hotmail.com

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