EL ZUMBIDO DEL MOSCARDÓN

¡NI UNO MÁS!

Por: Francisco Alejandro Leyva Aguilar

Cuando asesinan a un periodista, también asesinan un poco a la democracia. Lamentablemente no fue una desaparición la de Luis Martín Sánchez Íñiguez, periodista de la Jornada en Tepic, Nayarit al que encontraron muerto maniatado en un municipio de ese estado de la república.

El problema es que no fue solo Luis Martín quien en la primera semana de Julio, desapareció, también lo están dos corresponsales más y un fotoperiodista sus nombre son Jonathan Lora, Osiris Maldonado de la Paz y Juan Carlos Hinojosa Viveros, por estos hechos se supone que las autoridades ya están haciendo investigaciones.

Luis Martín y Jonathan Lora, desaparecieron en distintos municipios de Nayarit, mientras que Juan Carlos Hinojosa desapareció en Veracruz. Desgraciadamente el cuerpo de Luis Martín fue encontrado con huellas de tortura, con las manos atadas y con un cartel clavado en su pecho en el municipio de Hachines.

La esposa de Luis Martín, acudió a la fiscalía de Nayarit a reportar a desaparición de su esposo y ahí sostuvo que Luís había salido a visitar a algunos familiares al municipio de Acaponeta y regresó a Tepic en autobús, pasando las 8:30 pm, Luis Martin tuvo por última vez comunicación con su esposa a quien le dijo que “se le había ido la luz”, después de eso, ya nunca más supieron de él.

El vástago del periodista fue a buscarlo a su casa pero no lo halló, y se percató además que faltaba la computadora y el celular de su papá, además de un disco duro y sus sandalias, lo que si encontraron fue el pantalón que el día de su desaparición, usaba el periodista.

Lo máximo que pudo hacer la Fiscalía General de Nayarit fue emitir una ficha de búsqueda y este sábado pasado, fue localizado el cuerpo sin vida del corresponsal de la Jornada además de una nota de los atacantes. Hasta este momento la FGN no se ha pronunciado al respecto y tampoco sabe nada de Jonathan Lora, quien fue visto por última vez en la localidad del Armadillo, en el estado de Jalisco.

NI las autoridades, ni los colectivos de periodistas saben a ciencia cierta qué pasó con Jonathan Lora, sin embargo hay versiones extraoficiales que sostiene que fue sustraído de su propia casa de acuerdo a declaraciones de sus hijos y las líneas de investigación que hay, apuntan a que su secuestro tiene que ver con el asesinato del corresponsal Sánchez Íñiguez.

Mientras tanto Juan Carlos Hinojosa Viveros que es fotoperiodista y editor del portal 8 news desapareció cerca de las 19:30 horas del jueves 6 de julio en Nanchital Veracruz. Carlos también se desempeñaba como fotógrafo en la Dirección de Comunicación Social del Municipio de Nanchital.

A eso hay que sumarle la amenaza pública que un grupo armado le hizo al reportero Carlos Jiménez que, se supone, ya tiene protección de la Fiscalía General de la República (FGR), pero que no sirve de mucho porque a pesar de que tienen protección, se supone especializada, los siguen matando.

Estos son hechos que los periodistas estamos obligados a difundir para presionar a las autoridades a que agilicen las investigaciones. Yo sé que los periodistas somos como cualquier ser humano, pero como lo dije desde el inicio de esta columna, cuando asesinan a un periodista, también atentan contra la democracia.

El asesinato del corresponsal de la Jornada en Nayarit, Luis Martín, es, o puede ser también, producto de la fallida estrategia “abrazos, no balazos” del Gobierno Federal, porque los señores del crimen organizado hacen de las suyas a todo lo largo y ancho de la nación y sin que tengan complicaciones con la ley.

Si un periodista les estorba porque le pone cara y nombre a los criminales, pues simplemente lo desaparecen y se deshacen de él de la peor manera, por eso el gremio debe estar atento ante esta embestida de criminales que buscan acallar a los periodistas y por eso también debemos ser muy enérgicos en la exigencia de justicia pronta y expedita.

El único responsable está en Palacio Nacional, porque es en su gobierno cuando más han matado a compañeros, periodistas y activistas sociales. ¡YA BASTA!.

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