PERIODISMO TRASCENDENTE

TRANSPORTE DIGNO PARA LOS OAXAQUEÑOS

Por: Raymundo IBÁÑEZ DEL CASTILLO

2° DE TRES

Para garantizar un servicio de transporte digno y eficiente a los más de 190 mil usuarios que diariamente van y vienen de un lugar a otro de la Zona Metropolitana, principalmente de la Ciudad de Oaxaca y poblaciones circunvecinas, se requiere de una reestructuración a fondo, porque de nada serviría la modernización de la flotilla de autobuses, si se adoptan viejos vicios que han prevalecido desde hace mucho tiempo en la operación del sistema.

Por encima de cualquier interés mezquino, debe anteponerse, sin poses demagógicas y de autoritarismo como lo hace la llamada «primavera oaxaqueña» con Salomón Jara Cruz a la cabeza, el de los miles de usuarios que por necesidad de transportarse, han permitido que los concesionarios de las 4 empresas camioneras, identificados plenamente como el «pulpo camionero», les apliquen las tarifas que quieren, con la complacencia del gobierno en turno, a cambio de un servicio pésimo, costoso e inseguro.

En la modernización del transporte, es de vital importancia, cambiar la actitud y el comportamiento de los cafres del volante que contratados por empresarios voraces a los que no les importa sobreexplotarlos, desde las 6 de la mañana y hasta las 9 o 10 de la noche, provocando en la mayoría de los casos que vean a los usuarios como sus enemigos y destilen en contra de ellos, odio, rencor, frustración, resentimiento y amargura.

El trato que dan los choferes a la mayoría de los usuarios y particularmente a sectores tan sensibles como mujeres, sobre todo embarazadas, niños, jóvenes, discapacitados y adultos mayores, es hasta inhumano y con instintos de agresividad y violencia.

A los adultos mayores, que es un sector altamente vulnerable, hasta se dan el lujo de negarles el servicio al no respetar las paradas para que suban o bajen, porque no están de acuerdo con el descuento del 50% de pasaje que les pagan, con credencial del INAPAM en la mano.

Por cierto, bajo estás circunstancias, en las que nadie interviene para superarlas, la credencial del INAPAM, en lugar de beneficiar a los adultos mayores, los perjudican, porque los exponen a malos tratos y arbitrariedades, desde que las monedas con las que pagan, las avientan en las «marimbas» donde concentran el cobro del pasaje, hasta hacer que se caigan, con arrancones, acelerones, volantazos y enfrenones innecesarios y mal intencionados.

Es más, cuando bajan los adultos mayores, la mayoría de los operadores, con sus honrosas excepciones, ni siquiera esperan a que lo hagan despacio y con extremo cuidado por las dificultades que tienen por su avanzada edad y enfermedades o incapacidad que padecen en la mayoría de los casos y arrancan o frenan para que se caigan, adentro de los autobuses, en las escaleras o al contacto con la banqueta, lo cual les provoca placer y crueldad que comparten con damas o ayudantes que los acompañan.

Por absurdo y cruel que parezca, los concesionarios condicionan a los choferes que están bajo su servicio y que explotan inmisericordemente, para que cuando uno de los pasajeros caiga del autobús por accidente que en más de los casos ellos mismos provocan, los rematen y les pasen la llantas para que mueran y no queden lesionados, porque les sale más barato pagar un muerto que un lesionado, ya que son más costosas las curaciones, incapacidades y hasta indemnizaciones, que los servicios funerarios.

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