LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN ES LEY
Ya salió el peine. Es Alberto, del bello Juchitán
Por: Mario CASTELLANOS ALCÁZAR
Se auto culpó- y amenazó a este periodista
Pues bien- el respeto a la libertad de expresión es ley- plasmada en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos- y quien no la cumple- y la viola- es sometido a pena- con derecho a su defensa- si cumple con los requisitos- y garantiza- tener la razón, pero sino, tiene las puertas abiertas del penal.
Nadie- por encima de la ley- por más pesado- o por más privilegios que tenga, pues aquí- todos tenemos el mismo rasero- en un régimen de derecho- y quien se cree, que por tener un título legal o falsificado- tiene el derecho de pisotear a quienes no tienen el amparo de la justicia- está totalmente equivocado.
Este es el caso- del señor Alberto, del bello Juchitán- a quien- le guardo respeto, pero no comparto- que viole mis derechos- que me confiere la Ley- en el ejercicio de mi profesión periodística- en la cual- he crecido- a lo largo de mi trayectoria- 40 años.
La experiencia- que me ha cambiado, de mi novatez- de ayer- por mi carrera profesional de hoy, que me ha convertido en un justiciero social- en la defensa de la Ley, los derechos humanos, a la justicia, a la dignidad, el respeto institucional- y sobre todo- a ser fiel- en el cumplimiento de mi función periodística, siempre, aceptada- por los lectores- ávidos de la verdad.
¿Quién es Alberto? -del bello Juchitán, tierra- a la que amo, por su generosidad y gentileza de sus moradores- y de las extenuantes mujeres- que lucen su vestimenta- de lucidos colores- y finos bordados- de sus enaguas, abiertas- de par en par, a la música- que calienta- los corazones, en las velas, conocidas- aquí y allá, allende las fronteras.
Alberto, quien- parece- no conocer- el romance de su tierno Juchitán, abierto en pétalos de rosas perfumadas- que llaman al amor- en las tertulias encendidas- se puso el saco- y se auto culpó, respecto a los señalamientos, que hice- la semana pasada- en esta misma columna, de ser- el presunto promotor, de un despojo y falsificación de escrituras de un predio que está intestado en la comunidad de Reyes Etla, por cierto- sin mencionar su nombre.
Resulta- que, se sintió aludido- “se asustó con el petate del muerto”- y- sin ninguna- premeditación- a través de un tercero, me envía amenazas, de un atentado- argumentado- que él tiene a sus golpeadores- y que los podría enviar- para buscarme- y por supuesto- ya saben para que- a lo que- yo agrego, que es la primera vez- en mi vida- de 40 años- como periodista, que me veo amagado- por alguien- que no conoce el terreno que está pisando, no sabe, que este- es otro nivel y otra jerarquía.
Por supuesto- que el nombre de Alberto- ya queda escrito- y registrado- en las páginas de la justicia- para mi seguridad- por cualquier incidente en mi contra, de lo que ya tiene conocimiento el ministerio, así- como mi círculo más cercano.
Es un mal entendido, lo del Alberto, quien- sí, está fraguando una escritura falsa de un predio intestado, eso- nadie lo niega- y muchos lo saben, atentado contra los intereses de quienes tienen derecho a ese inmueble, por lo que se espera el resultado del juicio testamentario- lo mejor es- que saque las manos- y espere el resultado oficial- que no manche su alma- por el amor a su bella familia.
Una familia con arraigos religiosos- de buenas actitudes- y hasta hoy- aceptada- dentro del rango de la moralidad, que puede ser tachada de malos sentimientos- sí se consuma el fatal despojo familiar- que no vale la pena- porque nada- de lo material nos llevamos al más allá.
Solo nos llevamos las buenas obras y acciones- en bien de la humanidad, si es que las hay, pero sino- la ambición, el odio, el rencor y la envidia serán la carta de presentación- que arruine la salvación de los infaustos.
Conozco a Alberto, por cierto- hay alguna parentela familiar- política- y no quisiera- que fuera tachado por la sociedad, porque sería su tumba de sus aspiraciones, tanto en su bienestar familiar- como- en la cumbre espiritual, que tiene a cuestas, precisamente- cuando ya- ha logrado el escaño de la espiritualidad de su santa religión- en donde se aprende a no hacerle el mal a la humanidad, a cambiar los hábitos negativos- por la bonanza y el amor al prójimo.
Aún estamos a tiempo de salvaguardar los principios y valores de nuestros ancestros para no caer en el fango de la venganza y la vanidad, que seguramente- nos alejará- de las puertas de la felicidad- y por supuesto, que sí, así, es, de nada sirve la gestación de los progenitores- que nos dieron la vida, sí es- que esperamos- que partan al infinito para pelear los bienes intestados, eso es la infelicidad, que nos lleva a la derrota.
Eso, no puede ser, mi estimado Alberto- te respeto, pero no comparto con tus ideas, ni menos que me despotriques, me mortifiques y me ofendas con tus desplantes y procaces arrebatos en mi propia casa, estando el suelo tan parejo para dirimir los entuertos, que nublan el camino de la verdad, pensando en el mal, antes de ver la luz de la vida- y no en la oscuridad, que solo existe en las mentes obtusas, o bien- en los mentecatos.
Vayamos- subiendo la escalera de la felicidad, el amor al prójimo, que sería la mejor virtud para la salvación propia y de los nuestros, hagamos cosas agradables- y que nos gusten- asimismo- y al redentor, a quien amamos, pero no lo hagamos de dientes para afuera, sino- con la legitima fe y el corazón en la mano.
No hagas el mal, que no quieras que te hagan, o que esto repercuta a tu santa familia, pues ellos, no tienen la culpa de tu proceder. Tus hijos te bendicen para el bien, no para el mal.
Y mis dos mascotas- que fueron envenenadas- no van a quedar impunes, de eso, ya- la justicia se está encargando, por lo que no tarda- en que los criminales, muestran- sus caras tristes, arrepentidas, compungidas, largas y fuera de sí, buscando agua en el desierto, pero- todo se les negará- porque estarán en el infierno de las rejas- y nadie- se les acercará- porque los buenos, no quieren a los infames- o bien a los malos.
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