Mario CASTELLANOS ALCAZAR
BARTLETT, EJEMPLO DE CORRUPCION
La exoneración del Director General de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz, exgobernador de Puebla (PRI), por la Secretaría de la Función Pública (SFP), acusado de enriquecimiento oculto y
conflicto de interés causó desconcierto en el ámbito político a nivel nacional e internacional.
Pone en evidencia a la Cuarta Transformación del presidente Andrés Manuel López Obrador, ante de la sociedad mexicana y queda en tela de duda la política anticorrupción del primer presidente de la izquierda mexicana, por la defensa a ultranza del director de la CFE, lo que representa un acto puro de corrupción a la luz del día, no así, con sus opositores que no compaginan con sus ideales populistas.
Porque tendría el presidente Obrador, que soportar el acto con alto costo político, aun tenga que bajar su rating de popularidad, que sin duda se reflejará en los procesos electorales que se avecinan, el más inmediato será
en el año 2021 en donde se pone en juego su presencia en el poder o bien perderá importantes espacios electorales, pero esto no le importó y se jugó el todo por el todo, por lo que no se descarta la existencia de fuertes intereses que le impidieron proceder con el peso de la ley contra un dinosaurio priista.
Obrador echó por la borda uno de sus ejes políticos que lo llevaron a la presidencia de México, esto es el combate de la corrupción y no permitir que en su gabinete haya funcionarios con negros antecedentes, lo que sería suficiente actuar con apego a derecho para barrer la corrupción, como se barren las escaleras de arriba hacia abajo.
Manuel Bartlett es la mancha del gabinete del presidente Obrador, con antecedentes antidemocráticos y bien se le puede catalogar como un dinosaurio de poca monta desde que fue un mapache priista y en consecuencia hizo caer el sistema de cómputo en el año 1988, siendo Secretario de Gobernación para hacer ganar a Carlos Salinas de Gortari y por supuesto que con estas maniobras antisociales lo hizo presidente de México.
Le declaró la guerra electoral al entonces candidato a la presidencia de México, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, por el PRD, quien fue muy claro, había ganado la elección presidencial, sin embargo, al caerse el sistema de
cómputo favoreció a Carlos Salinas de Gortari, quien ahora es el autor de la gran corrupción del sistema político neoliberal.
Bartlett, ya en el gabinete de López Obrador, fue señalado como autor de un nefasto enriquecimiento oculto y conflicto de interés coaligado con su pareja, Julia Elena Abdala, de poseer 25 casas y 12 empresas a pesar que una
de sus factorías se encuentra en el padrón de contratistas de la Comisión Federal de Electricidad.
De esto, la Secretaría de la Función Pública paso todo por alto y le dio el visto bueno a la supuesta inocencia del Director de la CFE, protegido y bendecido por el mismo presidente López Obrador, quien se vio muy mal defendiendo a capa y espada a un elemento de su gabinete pese a que Bartlett fue muy cuestionado desde antes de la llegada al gobierno de la izquierda mexicana por el solo hecho de haber defendido la política energética abanderada por el ahora gobierno federal.
Ante esta situación queda de manifiesto que la Secretaría de la Función Pública es una institución tapadera para cubrir la corrupción del gobierno federal y de sus funcionarios incondicionales como ocurrió en el sexenio del expresidente Enrique Peña Nieto con referencia a la Casa Blanca de su ex esposa, Angélica Ribero, “La Gaviota”, quien también fu exonerada de culpa y finalmente todo quedó sin cargo alguno, entonces, con el visto bueno del
titular de dicha institución Virgilio Andrade.
Ahora la actual Secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, exonera a Manuel Bartlett, de quien nadie se traga el anzuelo de que se trata de una blanca palomita, si es conocido como un mapache y dinosaurio del viejo PRI de las huestes del expresidente Carlos Salinas de Gortari, por lo que nada tiene que hacer en las filas de la Cuarta Transformación de México, sin embargo es parte de la columna vertebral de Obrador, quien por adoptar actitudes de corrupción es ahora cuestionado en los estrados políticos y la misma sociedad mexicana, debido a estos
claroscuros que dejan en evidencia al gobierno popular socialista.
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