EL ZUMBIDO DEL MOSCARDÓN

EL CHILE SERRANO, IMPAGABLE

Por: Alejandro Leyva Aguilar

¿Se les hace eterno enero?, como que este mes y en este 2023 en especial, los 31 días de enero se están haciendo eternos y no es porque el tiempo pase más lento, sino porque con el dinero que nos pagaron, no nos alcanza para llegar a fin de mes.

El aguinaldo de muchos, excepto el del “presidente” así, con minúsculas y entre comillas, no alcanza para solventar las necesidades de los treinta y un días de este enero de 2023 porque la inflación se colocó en más de ocho puntos porcentuales, como hace 30 años no ocurría.

¿Fenómeno global por la pandemia y la invasión Rusa a Ucrania?, si en parte, pero no totalmente. En México los sesudos consejeros en materia macro y microeconómica del peje, solo atinaron a hacer dos cosas desde que comenzó esta cuatroté: subir el salario mínimo -lo que provocó escalada de precios y aumentó la inflación- y subir las tasas de interés, ésta segunda opción es un paliativo, pero no un remedio.

Al subir el salario mínimo, el gobierno obliga a las empresas que son las que generan empleo, a pagar más la hora trabajada y para hacerlo, las empresas -lógica matemática, algo que el peje no entiende- deben subir el precio de sus productos o servicios y quien paga el excedente, es el consumidor final, motivando así la inflación.

Claro que lo único que se ve en la prensa chayotera, dijeran los chairos, es que el peje está del lado de los trabajadores porque aumentó el salario, pero no se dan cuenta que, en la misma proporción al salario, aumentan los costos de los productos y servicios. Eso pasa en toda la cadena productiva, desde el que produce, el que transporta -y ahí hay que aumentar el precio de la gasolina- y el que tiene un punto de venta.

Eso sin contar con los cobros extraordinarios derivados del derecho de piso del crimen organizado, que se ha apoderado de todas las plazas en el país entero y eso le suma también puntos a la inflación que no se manifiestan en las mediciones del INEGI.

Así, lo que más ha subido en este enero, son los productos de la canasta básica. Los alimentos han hecho que la empinada cuesta de enero, se prolongue hasta mediados de febrero pero además que el ángulo de escalada sea prácticamente de 90 grados.

El miltomate -o tomate verde- se encareció en este enero, un 14 por cierto, los ejotes 11.5%, los plátanos 8.5%, el limón 8.4%, ¡el Chile Serrano 11,4!, 8%!, el tomate -o jitomate- 43.4 %, la naranja 38.4%, el huevo de granja 26.2%, el pepino 3.2 y hasta el jabón de tocador subió 19.2 por ciento.

Los precios altos, ejercen una presión en el presupuesto de las familias mexicanas porque el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) aumentó casi medio punto porcentual, es decir 0.46% en la primera quincena de este 2023, con lo que la tasa anual de este indicador se ubicó casi en los 8 puntos porcentuales, lo que no había ocurrido en tres décadas.

Con una tasa anual de 12.94 por ciento, los alimentos fueron los que abonaron sustancialmente al incremento de la inflación y presionaron los bolsillos de los consumidores porque dicha tasa fue la más alta en 8 quincenas y a eso hay que sumarle que solo 8 de los 24 productos del Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC), redujeron su precio marginal durante la primera quincena de enero.

Pero no solo fueron los alimentos, en enero subieron los servicios energéticos (luz, gas, gasolina etc), lo que acarreó alza en los precios de productos y servicios, vamos, hasta las tarifas del Gobierno Federal subieron de precio afectando así a las familias más pobres.

Una parte muy importante de la inflación acumulada en 2022, si es atribuible a las malas y erróneas decisiones que ha tomado el Gobierno de México en materia económica, tanto a los aumentos al salario mínimo, como al derroche de dinero en proyectos que no producen como el Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles y la refinería de Dos Bocas que lleva gastados más del doble de los recursos previstos: 18 mil millones de dólares.

Ninguna de las obras prioritarias del peje ha significado un retorno de inversión al país y sí muchos gastos al igual que los programas asistenciales que están dilapidando el dinero de todos los mexicanos con fines electorales.

Vamos en ruta a un abismo sin fondo si no hacemos algo inteligente que sería salir a votar en masa para botar a la cuatroté directo a la chingada.



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