EL ZUMBIDO DEL MOSCARDÓN

NO ESTAMOS CÓMO EN DINAMARCA, PERO SÍ COMO EN ESTOCOLMO

Por: Francisco Alejandro LEYVA AGUILAR

El peje quería que nos volviéramos como Dinamarca, pero a lo más cercano que nos llevó de una entidad europea, fue a Suecia y no precisamente por la magnificencia, la cultura, la economía sostenible, la salubridad impoluta, el pulcro e incorruptible ejército…

No, el peje nos llevó a Suecia por el síndrome que desarrollaron 4 empleados en la cámara acorazada de un banco en el centro de Estocolmo, allá en Suecia el 23 de agosto de 1973 que desencadenó una crisis humanitaria de seis largos días y que originó la psicosis que hoy conocemos como Síndrome de Estocolmo.

Este síndrome se caracteriza por la afectividad que sienten los secuestrados por sus secuestradores, obvio esta afectividad está más relacionada con el miedo extremo a perder la vida, que por la conciencia de que los captores son, digamos, buenas personas porque a pesar de retenerlos, no les hacen daño.

Como podemos darnos cuenta, el Síndrome de Estocolmo es un fenómeno paradójico en el que la víctima desarrolla un vínculo positivo hacia su captor, como respuesta al trauma del cautiverio.

Ese síndrome -yo no sé si se ha estudiado el fenómeno- pero puede ser masivo y se da en los regímenes autoritarios, donde el miedo, se transforma en admiración para el opresor, incluso al grado de fanatismo.

Hace algunos varios años ya, me encontré con unos cubanos que vinieron a Oaxaca al Instituto Nacional de Educación para Adultos INEA. Era 2006 y en Oaxaca se gestaba una guerra de guerrillas entre la recién creada Asociación Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO), siglas pleonásticas por cierto y el gobierno de Ulises Ruiz

Departiendo el pan, la sal y algo de ron, salió el tema de la dictadura cubana y mi primera pregunta fue ¿cuánto ganas en México por venir a educar a los adultos y cuánto de ese dinero es para ti y tu familia?

Le dolió reconocerlo, pero entendió que un 80 por cierto el sueldo que ganan los cubanos en el extranjero, es para el régimen castrista, pero me dijo que en cambio, les permitía conocer otros países, otras personas y hacer amigos y que a ellos, los que salen de Cuba con el permiso del gobierno, son tratados bien… y bien significa en la Isla, no pasar hambre.

Le expuse que en Cuba hay zonas en donde los cubanos están muriendo de hambre y él me respondió con una máxima del régimen castrista lapidaria y terrible, casi napoleónica: “COME FIDEL, COME CUBA”… ¿eso no es el Síndrome de Estocolmo?

El 2 de julio de este presente año, en México, corroboramos que ya nos convertimos en el Estocolmo Sueco porque -de ser ciertas las votaciones- haber votado nuevamente por Morena y hacer ganar a la candidata oficial a pesar de todas las mentiras, todas las promesas incumplidas, todo el robo descarado de la familia presidencial y de casi todo Morena, toda la corrupción galopante, los mexicanos volvieron a votar por ellos.

Y hubo ejemplos anteriores de ese Síndrome en estado como Oaxaca donde ya llevamos al menos tres trienios espantosos, para el olvido y los oaxaqueños siguen votando por Morena que ha llenado las calles de basura, de pestilencia, de enfermedades -somos el primer estado en número de infectados por Dengue- y aun así, siguen creyendo en Morena.

No se diga Chalco en el Estado de México uno de los bastiones del movimiento obradorista, ahí literalmente nadan en aguas negras porque votaron por estiércol, por eso de nada sirven las reclamaciones a una gobernadora que se tardó 12 días en llegar a la zona del desastre, una zona que hoy puede ser el nido de pandemias futuras y prontas en todo el país.

Tenemos el Síndrome de Estocolmo, porque los mexicanos conocemos las consecuencias de lo que será la sobrerrepresentación y la reforma al poder Judicial, sabemos lo que significa concentrar el poder en una sola persona y sabemos que no se van a echar atrás en su intención de asesinar nuestra democracia y, aun así, votaron por Morena.

Estamos muy lejos de Dinamarca, pero ya somos Estocolmo, a menos que la sociedad civil organizada, despierte y tome las calles de manera pacífica, como la “Satyagraha” ghandiana, antes de que esas mismas calles las tomen los grupos subversivos con todo lo que eso implica.

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