El Zumbido del Moscardón

BIG DATA

Por: Alejandro Leyva Aguilar

¿Se han preguntado por qué su teléfono celular de repente le manda notificaciones de algunas de sus preferencias que solamente usted sabe que las tiene?, ¿cómo le hace ese aparato que se ha vuelto una extensión de su propio cuerpo, para saber lo que quiere y lo que necesita?

El Big Data, es un término que se refiere a las técnicas y procesos para analizar e interpretar grandes cantidades de datos, tanto estructurados como no estructurados, es la mejor forma para las empresas de aprovechar todos los datos generados diariamente, porque ayudan a las empresas a identificar nuevas oportunidades de crecimiento, tomando decisiones más inteligentes y creando negocios más prósperos.

Todo el cúmulo de información que hay en la red global, es aprovechado para que las empresas puedan llegar de manera precisa a la decisión de compra de un producto o un servicio. Por ejemplo si tienes la intención de viajar a un país y buscas en internet información de viajes, has dejado ahí una huella que le permite a las empresas especializadas en viajes, mandarte información de sus servicios.

El sábado pasado estuve platicando con un amigo que estaba muy interesado en saber cómo es posible que su teléfono le haya ofrecido un seguro de auto -acababa de comprar un vehículo nuevo- si él nunca buscó en internet las opciones para una compra de esta naturaleza.

Le pregunté ¿tienes una bocina inteligente en tu casa?, -me dijo- si en efecto tengo una Alexa, una bocina que está conectada a internet y que reconoce comandos de voz para buscar música en la web. Le dije, ahí está la respuesta, una bocina conectada a la internet, aunque está apagada puede escuchar y reconocer tu voz y por eso sabe exactamente lo que quieres y necesitas.

¿Eso no invade mi privacidad?, me preguntó.

¿Invade nuestra privacidad?, eso es algo que nosotros también debemos preguntarnos, porque hemos estado pasando de la era de la información, a la era de la desinformación. Los usuarios de internet no tienen ni la más remota idea de lo peligroso que puede ser el intercambio de datos en la red global.

Estamos acostumbrados -y sobre todo los políticos- a subir una cantidad inusual de información sobre nosotros mismos a las redes sociales, no solo nuestras imágenes, también nuestras voces y nuestros datos más íntimos muchas veces los compartimos en la web y ahí se quedan formando parte del Big Data y, si alguien con suficiente conocimiento de computación y redes se le ocurre poner en nuestra boca algo que no dijimos nunca, lo puede hacer sin mayores problemas.

Pasamos de las Fake News a las Deep Fake, es decir a la era de la creación de contenido falso con motivos oscuros. Hoy es posible crear imágenes con voz de una persona, simplemente juntando palabras y así hacer que alguien parezca que dijo algo que nunca dijo.

En México tenemos 120 millones de personas de las cuáles según datos de Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) hay 102 millones de usuarios que tienen acceso a las redes sociales, la mayoría de ellas usa WhatsApp que la utiliza el 94.3 por cierto de los usuarios, seguido de Facebook que lo usan el 93.4 por ciento.

Para darnos una idea, el tiempo que pasamos frente al teléfono es, según datos de estas marcas, aproximadamente de tres horas, sin embargo me parece que en la praxis es mucho más el tiempo que, sobre todo jóvenes y niños pasan en una tableta electrónica o un smartphone (teléfono inteligente).

Hay un estudio de 2018 de la Organización Mundial de la Salud que sostiene que un niño de entre 6 y 14 años, para el 70% de su tiempo activo frente a un teléfono celular consumiendo contenido de la web ¿cuánto afecta a la salud ese tiempo invertido?

Eso es en cuanto al tiempo frente a la web pero ¿qué ve o qué hace el infante dentro de la red?, de eso se encarga justamente el Big Data y los algoritmos que van metiendo a los usuarios en una burbuja digital de la que difícilmente podrá salir porque el nuevo opio del pueblo, son justamente las “benditas redes sociales”.

Me parece que ni siquiera los propios creadores de las plataformas de las redes sociales, son conscientes de la creación de este Frankenstein digital que inventaron y ahora, la inteligencia artificial y la internet de las cosas, están tomando sus propias decisiones.

Decisiones en donde no interviene la conciencia humana y, al contrario, esa misma Inteligencia Artificial está moldeando nuestras vidas de una manera que no imaginamos e incluso de la que no somos conscientes. ¿Qué hay que hacer?, justamente ser conscientes, no hay de otra.

@levaguilar

Instagram: leyvaguilar

Facebook: Francisco Alejandro Leyva Aguilar

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