DE INVERSIONISTAS A INVERSIONISTAS
Por: Dra. Blanca Esther SALVADOR MARTÍNEZ
Desde las tierras Oaxaqueñas se observa como una gran oportunidad de negocios para el mezcal la Guelaguetza, la Semana Santa, la fiesta de Muertos o “todo santos” como se dice coloquialmente, además de las fiestas de Navidad.
Sin embargo, mucho cuidado debe de tenerse, dado que como bien dice el dicho: no todo lo que brilla es oro.
En los libros: “El ABC del negocio del mezcal” y en el libro “La E del mezcal: Exportación” la que escribe ha referido de diversas formas sobre el sueño del mezcal, y de las marcas.
Dice la Biblia “Muchos serán los llamados y pocos los elegidos”, lo cual es aplicable en el negocio e industria del mezcal, ya que actualmente existen miles de marcas de mezcal registradas, sin embargo, son pocas las marcas exitosas.
Todo mundo sueña con tener una marca de mezcal y verla venderse en los centros comerciales o, más que eso: exportarla.
Cómo se ha referido en las obras mencionadas, no es nada sencillo llevar una marca de mezcal a esos lugares.
Una gran cantidad de turistas de diversas nacionalidades y también turistas nacionales de diversos lugares de la República, se deslumbran cuando acuden a las fábricas de mezcal y notan el precio tan distinto del mezcal de una fábrica, al precio que pagan en los bares y restaurantes.
La primera idea es que la ganancia supera el cien por ciento, lo cual es una total falacia.
El fisco es quien absorbe más del setenta por ciento del precio que paga el consumidor, de ahí que para quien resulta el mejor negocio sin realizar inversión alguna, es para el gobierno federal.
Por cuerda separada – como dicen los abogados procesalistas- el tema de los inversionistas es algo delicado.
Entre la oleada de interesados en hacer negocios con productores de mezcal llegan personas de todos los lugares del mundo, con poco, mediano o un gran capital.
De ahí que los productores y consultores deben estar muy alertas, para poder identificar cuando se trata de inversionistas que realmente están dispuestos a realizar las inversiones suficientes y necesarias para poner en marcha un negocio, y cuando se trata de sueños que difícilmente se harán realidad.
En este contexto, resulta de muy importante la firma de contratos, ya que de lo contrario el negocio se encuentra en el aire.
Actualmente, las nuevas generaciones que estudian licenciaturas como el comercio internacional, diseño, mercadotecnia, tratan de involucrarse en la industria del mezcal, sin embargo, no basta el conocimiento universitario, también se requiere suficiente capital.
Muchas veces las visitas de los extranjeros que desean invertir en el mezcal pareciera que quedan en el olvido; sucede que, la cultura de muchos extranjeros les obliga a tomarse un tiempo de análisis y organización de la ruta a seguir.
El regreso de este tipo de inversionistas es con pies de plomo: un camino trazado después de un gran número de sesiones de consultorías con especialistas para estudia y minimizar riesgos; y un capital completo para iniciar y dar seguimiento para lograr la meta en corto tiempo.
A diferencia de ellos, la cultura mexicana no tiene cimentada la cultura de la consultoría o asesoría de expertos; no realiza planes de negocio o proyectos de inversión, porque todo esto genera costos.
La cultura mexicana de emprendedores, busca asesoría que no le cueste, consulta todo en internet y hace uso de la inteligencia artificial para no pagar honorarios de consultoría.
Si el productor de mezcal le “fía” es “el mejor negocio que realiza” sin invertir, y si hay contrato mucho mejor, porque las palabras se las lleva el viento.
Sin embargo, en términos de negocios es empezar con el pie izquierdo, porque inicia en un pantano de dudas, con deuda y con escasa credibilidad.
Actualmente, la industria del mezcal se encuentra en un momento en que las grandes empresas requieren grandes cantidades de mezcal, el cual se distribuye alrededor del mundo.
Por otra parte, se encuentran empresas medianas en su mayoría extranjeras que juegan un papel muy importante porque están posicionando no la marca, sino el mezcal como producto.
Y, finalmente se encuentra un gran abanico de pequeñas empresas de emprendedores, en su mayoría comercializadores nacionales, que tratan de abrirse caminos en el mercado, sin lograr despuntar por falta de capital.
Dentro de todo esto, también está el productor que después de años de trabajar y vender sus destilados a granel, ha logrado certificarse y obtener la denominación de origen para llamar a su destilado: mezcal, y logrado su sueño de contar con una marca.
En este escenario el inversionista, sea productor, comercializador nacional o importador, debe contar con capital no solo para fabricar o comprar el mezcal y envasarlo, sino también para realizar las campañas de marketing que le permitan posicionar su marca.
El inversionista, sobre todo debe contar con una ética y conciencia social, debe tomar en cuenta que realiza negocios con productores de mezcal cuyo trabajo además de arduo, es la fuente de sostén de familias en su mayoría indígenas.
Para iniciar la semana se queda con usted estimado lector una fotografía de una plantación del maguey espadín al inicio del día, momento en que el cielo azul de Oaxaca brilla con tal intensidad que traspasa su brillo a las pencas de maguey.