EL ZUMBIDO DEL MOSCARDÓN

HAY QUE LEER

Por: Alejandro Leyva Aguilar

Me parece que no todos en México tenemos la posibilidad de leer libros; algunos, los menos por falta de oportunidades económicas pero los más, porque no les gusta leer. Puedo decir sin temor a equivocarme, que México es un país ignorante porque no tenemos la cultura de la lectura.

Por eso voy a transcribir solo tres párrafos más de la Encíclica 210 del Papa Francisco que, dicho sea de Paso, debieran leerla todos los políticos del mundo para saber que la política sirve para favorecer a la gente y no para favorecerse de ella.

Comienzo las citas: “Para hacer posible el desarrollo de una comunidad mundial, capaz de realizar la fraternidad a partir de pueblos y naciones que vivan la amistad social, hace falta LA MEJOR POLITICA SL SERVICIO DEL VERDADERO BIEN COMÚN. En cambio, desgraciadamente ¡, la política hay con frecuencia tule asumir formas que dificultan la marcha hacia un modo distinto”.

“El desprecio de los débiles PUEDE ESCONDERSE EN FORMAS POPULISTAS, QUE LOS UTILIZAN DEMAGÓGICAMENTE PARA SUS FINEN, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos. En ambos casos se advierte la dificultad para pensar un mundo abierto que tenga lugar para todos, que incorpore a los más débiles y que respete las diversas culturas”.

“La pretensión de instalar el POPULISMO como clave de lectura de la realidad social, tiene otra debilidad: que ignora la legitimidad de la noción de pueblo. El intento por hacer desaparecer del lenguaje esta categoría, podría llevar a eliminar la misma palabra DEMOCRACIA, -es decir, el gobierno del pueblo-. No obstante, si no se quiere afirmar que la sociedad es más que la mera suma de los individuos, se necesita la palabra PUEBLO. La realidad es que hay fenómenos sociales que articulan a las mayorías, que existen mega tendencias y búsquedas comunitarias. También se puede pensar en objetivos comunes más allá de las diferencias para conformar un proyecto común. Finalmente, es muy difícil proyectar algo grande a largo plazo, si no se logra que eso se convierta en un sueño colectivo. Todo esto se encuentra expresado en el sustantivo -pueblo- y en el adjetivo -popular-, si no se incluyen, junto con una sólida crítica a la demagogia, se estaría renunciando a un aspecto fundamental de la realidad social”.

Populismo entonces, no es un sustantivo, sino una acción concertada en contra del “pueblo”. Como bien lo dijo Brozo: cuando López dividió al país en Filis y Chairos, Liberales y Conservadores, Buenos y Malos, renunció a ser el presidente de TODOS LOS MEXICANOS o lo que es lo mismo, del PUEBLO DE MÉXICO. Entendido de esa manera, el populismo es una doctrina que, escondida en el “amor al pueblo”, lo que realmente hace es dividirlo para someterlo.

Pueblo no es una categoría lógica dice el Papa Francisco, “ni tampoco una categoría mística, si lo entendemos en el sentido de que todo lo que hace el pueblo, es bueno, o en el sentido de que el pueblo sea una categoría angelical… ser parte de un pueblo es formar parte desuna identidad común, hecha de lazos sociales y culturales. Y esto no es algo automático, sino todo lo contrario es un proceso lento y difícil hacia un proyecto común”.

Por eso es tan importante para López dividir al pueblo y por eso lo utiliza para tomar determinaciones como la cancelación del aeropuerto de Texcoco que le ha costado miles de millones de dólares al país ¿de quién es la culpa?, del pueblo porque el pueblo votó porque se cancelara. Al mismo tiempo que evada la responsabilidad de su capricho, queda bien con el pueblo que fue “el que tomó la decisión”, aunque el concepto de pueblo para el peje, sean 200 mil personas que nunca se habían subido a un avión.

En la doctrina populista, un conglomerado social ordenado y funcional, es literalmente partido a la mitad para que exista la posibilidad de mantener a raya a la mitad que no está con el populista, por eso no vemos en cuatro años de gobierno, un viso de que Andrés Manuel, nos llame a todos “mexicanos”, siempre en sus discursos hay una exclusión y, claro los yerros de hoy, no son culpa del “presidente”, así en minúsculas y entre comillas, sino de quienes lo precedieron y del pueblo que los juzgó.

Andrés nunca tendrá la culpa de nada porque para eso sirve el populismo. La división social tiene la ventaja de que se le puede echar la culpa siempre a los adversarios y así imponer criterios de acción y narrativas que brinden a los seguidores -no al pueblo- el opio necesario para seguir creyendo.

¿Hay remedio?, insisto CONCIENCIA Y FRATERNIDAD, esa es la fórmula y me entristece saber que, para tomar conciencia, a veces hay que leer mucho e interpretar y aquí en nuestro México telenovelero y mutilado por la mitad, no sabemos ni hojear los libros, menos entenderlos.


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