HURACÁN OTIS- ABRUMO A AMLO
Por: Mario CASTELLANOS ALCÁZAR
Ahora sí, que el huracán Otis, que asoló al Estado de Guerrero, principalmente, al puerto de Acapulco- nos deja una ingrata lección, cuya responsabilidad recae en el gobierno de la Cuarta Transformación, la 4T, tan cuestionado, no por los conservadores, sino por la sociedad civil, y miles de damnificados, entre estos, una veintena de muertos.
Como se dice coloquialmente, el huracán OTIS, ahora sí, que agarró al gobierno con los “calzones en la mano”- válgame la expresión, pero sí- existen fuertes críticas por la falta de atención oportuna de las autoridades federales y estatales, luego, de que el fenómeno, dejó destrozos incalculables y daños irreversibles en el centro turístico, sobre todo, en la zona hotelera, en los hospitales y centros de concurrencia.
Como nunca se había visto, un fenómeno con magnitudes de esta naturaleza, como lo dejó sentir Otis, que ya se veía llegar al puerro de Acapulco, doce horas antes de su arribo, pero aun así- el gobierno y su flamante gabinete, no tomaron en cuenta la gravedad- y hasta donde llegarían las consecuencias, que dejo daños irreversibles, calculados en cuando menos 15 mil millones de pesos.
Carreteras destruidas, desbordamientos, edificios dañados, comercios destrozados, miles de casas humildes derruidas, además, de la incomunicación telefónica, sin luz eléctrica- y miles de turistas- que se quedaron varados- son las inclemencias, que las autoridades estatales y federales no pudieron prevenir, pese, a que- si era factible evitar tantos daños materiales y humanos, que se quedaron en la calle, pues perdieron sus pertenencias.
Los asaltos, robos, la violencia y el pillaje de las bandas delincuenciales no se hicieron esperar, en tanto, que el gobierno de la 4T- no sabía, que hacer- su gabinete, ni enterados estaban- porque- hasta el miércoles por la mañana no tenían información del desastre según, porque no había comunicación telefónica, ni por ningún otro medio.
El presidente, Andrés Manuel López Obrador, muy ajeno e indiferente, por lo que había sucedido en Acapulco- y en las comunidades aledañas, pensando, que la tragedia había sido menor, ahora, sí, que la regó, una vez más, pues, se le ocurrió viajar a la zona del desastre por carretera, pero, qué desfachatez, tal vez, porque no sabía, o la hizo de emoción para ganar popularidad.
Esto le salió muy caro- y debe estar, que se lo lleva la jodida, pues para colmo, el presidente y la gran parte de su gabinete, se quedaron atascados, en la carretera averiada, además- de los derrumbes, perdiendo más de medio día, mientras, los miles de damnificados estaban pasando la peor crisis de sus vidas- cuando más lo necesitaban en cuestión de refugio, víveres, medicamentos y seguridad, ante el hampa desatado.
La presencia del gobierno fue de entrada por salida, pues, no contaba con el equipo de protección, pero- además, no tenía, ninguna propuesta de apoyo inmediato a los damnificados, por la falta de programación y la desvinculación de su gabinete, que llegó, como un día de paseo, sin agenda, ni programas, ninguna alternativa de solución, como quien dice llegaron de aparato.
El reclamo de la sociedad- es, porque el gobierno- no dispone de un fondo o fideicomiso, para los casos de desastres, pues, al inicio de su gobierno, desapareció, el Fondo Nacional de Desastres Naturales- (FONDEN)- que tenía- una partida de 10 mil millones de pesos para casos de emergencia- como en el caso del huracán Otis.
Que sí bien, el gobierno, tiene recursos, pero, no los tiene a la mano, dispuestos, para estos casos, por lo que tiene que hacer ciertas operaciones burocráticas para los damnificados, que sufren su calvario, pero, además, no se cuenta, con una estructura de organización, ni capacitación- de acciones preventivas aplicables- antes o después de los desastres, como sí, los tenía el FONDEN.