LA ILEGÍTIMA
Por: Francisco Alejandro LEYVA AGUILAR

Claudia Sheinbaum es la presidente de México porque la elección del 2 de junio fue legal, lo mismo que Calderón en 2006, por eso en aquella ocasión, el peje se declaró “presidente legítimo”. Una cosa es la legalidad y una muy diferente la legitimidad, esta última se alcanza con una participación ciudadana suficiente y con limpieza, Claudia se supone que tuvo una votación muy alta, pero manchada por todos lados.
Manchada desde un proceso interno de Morena que no respetó los tiempos del Instituto Nacional Electoral (INE); manchada porque tuvo a su disposición miles de millones de pesos para su promoción personal; manchada porque un ejército de “cuervos” de la nación pagados con dinero del erario, hicieron promoción a su persona; manchada por la intervención del crimen organizado antes y durante la elección; manchada de sangre por las decenas de candidatos asesinados; manchada por la intromisión inescrupulosa del “presidente” en el proceso electoral, además de gobernadores y funcionarios públicos; manchada por la designación ilegal de un árbitro parcial cuya familia cobra en el gobierno federal… todo eso hace de Claudia Sheinbaum una presidente ilegítima pero legal.
Lo escribí muchas veces en esta columna. El peje hizo todo lo necesario para ganar la elección: tuvo todo el dinero disponible que repartió a manos llenas, desapareciendo fideicomisos, fondos de ahorro y contingencia, dinero no solo del erario, sino ilegítimo adjudicando obras y cobrando los favores, tuvo todo el apoyo del ejército porque le entregó miles de millones de dólares en obras públicas y tuvo todo el apoyo y el dinero -ahora lo sabemos- del crimen organizado a quien abrazó los cinco y medio años que lleva gobernando ¿cómo ganarle así?
Y si a eso le sumamos un árbitro parcial, pues los ingredientes estaban listos para una elección dirigida, ordenada y orquestada desde el Estado Mexicano con el único fin de desaparecer al Estado Mexicano -gran paradoja- como lo conocemos hasta hoy, con una concentración de poder absoluta que le va a permitir al peje -ojo, no a Claudia- cambiar la constitución a su antojo y, como ya lo advirtió, va por la reforma al poder judicial que es el único que queda autónomo y le seguirá con el INE para que estas protestas de fraude que estamos viviendo hoy, no vuelvan a pasar en lo subsecuente.
No hay nada de que extrañarnos, el peje le ganó a la mala a la ciudadanía, pero le ganó porque una cosa es la legalidad y otra la legitimidad y por tanto la presidente de México -o la república bananera de los otros datos que seremos pronto- no será quien en los hechos ostente el poder, si no será una marioneta manejada desde la chingada que hará la voluntad de quien sí se considera un “presidente legítimo”.
Un buen amigo me dijo: “Claudia si va a ejercer el poder” en cuanto se siente en la silla del águila, porque conoce bien el principio de que el poder no se comparte y me gustaría darle el beneficio de la duda, pero no me atrevo a pensarlo así por las consideraciones que expuse en el principio de este diserto. Ella es legal, los resultados de la elección le dan esa legalidad, pero en tanto el gran elector no la legitime, no podrá gobernar.
Y hay que acordarse de que el “el pueblo, es Andrés” …
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