ARENA POLÍTICA

TURBULENTA MARCHA DE LA 4T

Por: Mario CASTELLANOS ALCÁZAR

La turbulenta marcha de la democracia por México, según lo considera el presidente de los mexicanos es motivo de escarnio para unos- y para otros- es la salvación del pueblo marginado, que se da el gobierno que merece, lo que indica una variedad de conjeturas, de acuerdo a los intereses políticos y la conciencia de politización de la ciudadanía.

¿Es democracia o es regresión a los derechos de los hombres y mujeres, que, desde los estrados, han luchado por la independencia y autonomía de sus derechos electorales? para que el pueblo, se dé el gobierno que merece, sin ser víctimas del abuso de autoridad, ni estar bajo la tutela de los gobiernos, que con sus palabras defienden la democracia y el bienestar de los gobernados y con sus hechos los traicionan.

Hasta imponer el autoritarismo y la hegemonía en un solo partido, teniendo que violar la Constitución de los Estados Unidos mexicanos en aras de la anarquía y el autoritarismo, tomando a la democracia, como un simulacro, ejercido en el sótano de la infamia, a costa de la violencia y del discurso del odio, sin importar que México se parta en dos, o bien, un México polarizado.

Si bien, la marcha, con motivo del cuarto año del gobierno de los mexicanos, descendiente de MORENA, es un detonante, que llama la atención de los sectores vivos de la población, desde el punto de vista sociopolítico, tiene intereses ambivalentes e inconfesables, que bien, pudiera entenderse como una señal de monarquía y perpetuidad en el poder presidencial, con signos ignominiosos, hasta un retroceso histórico con cara subliminal de un mandato egocentrista y engañoso.

Todo esto viene a colación porque un gobierno no es el indicado para convocar a una manifestación de sus gobernados para proclamar justicia y democracia, que no la ejerce y no la siente, esto es propio de una lucha social de civiles o de un pueblo agobiado y atropellado en sus derechos ciudadanos, por lo que exigen nuevas conquistas de bienestar social y la denuncia contra los gobiernos populistas de malas vibras, que violan el entramado institucional.

Es lo que sucede en nuestro entorno político, cuando el poder se concentra en el caudillismo y la voluntad suprema y hegemónica de un solo redentor, que impone a como dé lugar sus pretensiones aviesas, polarizando y enfrentado a la sociedad, a los grupos sociales y a las mismas familias que se contraponen en sus ideales de manera controversial.

La marcha multitudinaria que abarrotó la plancha del zócalo de la ciudad de México, en donde el rey omnímodo de las manifestaciones callejeras, proclamó sus propios clamores, convocó a la marcha, pensando en él – y no, en el futuro de las nuevas generaciones, aparentando un cambio social, que aún no se refleja en el crecimiento de la economía, pero sí, en los altos índices de la violencia, en la concentración del poder, pero no, en un cambio profundo que se requiere en materia del sistema de la seguridad pública.

México es un país de libertades, de democracia y derechos conquistados por la misma sociedad, que no deben ser violados por ninguna autoridad, porque ello, nos conduce a un retroceso y en un país de desiguales, de profundos problemas que redundan en la pobreza, en la marginación y en un pueblo sometido por las cadenas de la tiranía.   En hora buena.

carloscastellanos52@hotmail.com

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