“NO HAY PAZ EN OAXACA”: MONSEÑOR
Por: Carlos CASTELLANOS ALCÁZAR
“En OAXACA no hay paz, no es cierto, no hay paz, no cerremos los ojos a la realidad que vivimos”- exclamó el arzobispo de Antequera en su homilía de la Catedral, Monseñor Pedro Vásquez Villalobos ante el clima de inseguridad que prevalece en la ciudad capital y en las regiones de la entidad- que ofuscan la paz, la tranquilidad y estabilidad social.
Es que si, la violencia y alto grado de criminalidad es un fenómeno que rebasa el sistema de seguridad estatal y nacional que repercute en Oaxaca, una entidad rezagada históricamente por la Federación, que mantiene a este Estado en la pobreza, marginación y los abusos del poder oficial – por supuesto, al borde de la violencia, que hace eco en la iglesia católica, que también ha sido tocada en su grey.
La inseguridad es un problema nacional que ha rebasado al Estado Mexicano por las organizaciones delincuenciales que han saturado la esfera oficial hasta llegar al contubernio institucional en agobio de la población, que se ve hostigada por esta lacra que atenta contra la vida humana sin que haya la protección y métodos de seguridad del Estado a nivel local y nacional.
Incluso- Oaxaca, ha sido víctima de esta inseguridad, que causa violencia fatal como nunca, y por supuesto- el régimen del gobierno estatal hace el esfuerzo de controlar la criminalidad, lamenta los decesos y se conduele sin encontrar solución, pues no existe la capacidad, recursos financieros, técnicos y administrativos, lo que si el mismo gobernador Salomón Jara Cruz reconoce el estado de violencia e inseguridad en 25 municipios de la entidad oaxaqueña en donde se coordinan esfuerzos entre los policías municipales y estatales, pero hasta ahí queda.
La violencia es el talón de Aquiles que agobia a Oaxaca. Es la preocupación de las familias oaxaqueñas que no tienen la seguridad de salir de sus casas a sus actividades de trabajo, paseo o los escolares- pues no tienen la seguridad de regresar a sus hogares con bien ante los contantes robos, asaltos, desapariciones, levantamientos y en el peor de los casos segados de la vida.
Este ambiente de miedo y terror ha llegado al púlpito de la iglesia católica no solo en Oaxaca, sino a nivel nacional- incluso al Vaticano- que hace votos por la seguridad de los mexicanos abatidos por las llamas de la violencia- pero también la jerarquía papal pide al gobierno que implemente las medidas de protección y seguridad a las víctimas de la pesadumbre.
Particularmente en Oaxaca, el catolicismo se ha visto agobiado por los actos vandálicos, pues como nunca el crimen esta presente en las puertas de los templos, el centro de la capital y en las regiones- tomando en cuenta que en los últimos ocho días es esta ciudad se perpetraron 3 asesinatos- entre estas- dos hermanas indígenas triques: Adriana y Virginia Ortiz García y el entrenador de basquetbol de los niños descalzos y jóvenes de la misma etnia: Rigoberto Martínez Sandoval, este fue ultimado en la Villa de Putla de Guerrero por desconocidos.
Al respecto el hermano de las dos mujeres víctimas, Eleazar Ortiz- condenó dicha acción criminal y asimismo, la nula atención del gobierno al señalar que en los dos último años de la presente administración estatal han sido asesinados 33 indígenas de la región trique- al mismo tiempo denunció que ni el gobierno federal ni los estatales han frenado la violencia que por cierto no es de apenas, sino de antaño-
Todo queda en el pésame y en las condolencias- en este caso, la presidente de México, Claudia Sheinbaum- desde la mañanera- se condolió y lamentó el asesinato de los indígenas triques manifestando su preocupación y al mismo tiempo dijo que instruyó al Subsecretario de los Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Arturo Medina para coordinar las acciones de seguridad en la zona violentada. Todo queda en buenos deseos porque en dicha región el crimen ya es institucional por la disputa del poder caciquil